La naranja de Florida, una seña de identidad en jaque
Traídas por los conquistadores españoles en el siglo XVI, las naranjas son una seña de identidad de Florida, tanto que desde hace casi 70 años a los automovilistas que llegan al estado se les invita a un vaso de jugo de esa fruta, pero la producción está en declive por una enfermedad que por ahora no tiene cura.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) calcula que la producción total de naranjas en Florida durante la temporada 2021-2022 va a ser de 40,7 millones de cajas, la cifra más baja en ocho décadas, lo que va a traducirse en un ascenso de los precios especialmente del jugo, que ya en 2021 subieron casi un 14 %.
Solo Brasil supera en producción de jugo de naranja a Florida, una tierra muy apta para el cultivo de estos cítricos originarios de Asia que fueron introducidos por los árabes a España, desde donde dieron el salto al ‘nuevo mundo’ descubierto en 1492 por Cristóbal Colón para la Corona española.
El pronóstico de USDA incluye 500.000 cajas de naranja más de las previstas inicialmente y también el dato ya cierto de una ligera subida de la producción de naranja por dos meses consecutivos, señales alentadoras pero no suficientes para aliviar la preocupación de un sector que celebrará esta semana su reunión anual en Bonita Springs, en la costa suroeste del estado.
Se dice que el primer naranjo de América fue plantado por Colón en tierra de lo que hoy es Haití. El cronista Bernal Díaz de Castillo escribió en su ‘Historia verdadera de la conquista de la Nueva España’ que los primeros naranjos de México nacieron de las ‘siete u ocho semillas’ que él plantó cerca del río Coatzacoalcos, en lo que hoy es Veracruz.
A Florida la naranja llegó alrededor de 1565 junto con los expedicionarios de Juan Ponce de León y empezó a producirse de manera industrial en el siglo XIX. Hoy es un sector que mueve 6.700 millones de dólares al año y da empleo a más de 30.000 personas, cifras importantes pero en declive si se comparan con las de hace solo unos años atrás.
Un insecto no nativo, el psílido asiático del cítrico, que transmite la enfermedad Huanglongbing (HLB), también conocida como enfermedad del dragón amarillo o enverdecimiento de los cítricos, ha puesto en jaque a esta poderosa industria.
“Una vez que un árbol se infecta, no tiene cura. Aunque la enfermedad no representa una amenaza para los seres humanos o los animales, ya ha destruido millones de hectáreas de cultivos de cítricos en EE.UU. y el extranjero”, dice el Departamento de Agricultura estadounidense en un boletín informativo. Los árboles infectados producen naranjas más pequeñas, de tonalidades verdosas y con un jugo menos dulce que no cumplen con los estándares de calidad.
La enfermedad del enverdecimiento de los cítricos se detectó por primera vez en Asia a finales del siglo XIX y ya ha causado estragos en África, la Península Arábiga y Brasil, además de EE.UU.