Jhajaira pide sangre
■ “Policías realizan operativo en contra de ciudadanos. Dos jóvenes fueron lanzados a la quebrada sufriendo fracturas múltiples”: así, con descaro y evidentes intenciones incendiarias, miente en el Twitter la legisladora correísta Jhajaira Urresta. Uno se imagina a los SS, con la Luger en la mano, arrinconando a los fugitivos en el borde del abismo y empujándolos hacia el fondo con una carcajada siniestra de maldad pura. ¿Cómo más pueden ser dos jóvenes “lanzados a la quebrada”? Lo cierto es que hasta los organismos de derechos humanos más afines a la causa política de la Conaie informan que “se cayeron”.
Jhajaira Urresta perdió un ojo en las manifestaciones de octubre de 2019. Esa desgracia la llevó a la Asamblea, donde su condición de víctima la provee de un halo de intangibilidad casi sagrada. Como legisladora es incapaz de hilvanar una idea con otra. “Lo digo para que quede en instancia”, declara. “Hay organizaciones sicariatas”, denuncia. “¿Cómo recaemos en la persuasión de la Policía?”, pregunta. No se entiende la mitad de lo que dice. Pero con cada manifestante herido, su figura crece. Nunca se había visto un político ecuatoriano que cultive con tanta devoción la sangre del prójimo.