En 30 años, Reino Unido no había paralizado el transporte
Los ferroviarios piden descongelar sus sueldos y que no hayan despidos dentro de la nueva reforma ❚ Se suspendió la mayoría del metro, hubo aglomeraciones
Deberíanbuscarotras solucionesyno paralizartodoel transportepúblico,hay muchasafectaciones. EDUARDS JUREVICS chef de repostería
La mayor huelga del sector ferroviario desde 1989, que coincidió ayer con otra en el metro de Londres, trastornó el transporte en el Reino Unido y tuvo un fuerte impacto en los ciudadanos y la economía del país.
En torno a 40.000 personas han sido convocadas por el Sindicato nacional de trabajadores ferroviarios, marítimos y del transporte (RMT, en inglés) a medidas de fuerza también mañana y el sábado, que podrían continuar si no hay acuerdo con la gestora pública de la infraestructura Network Rail y los operadores privados de las líneas.
En la jornada de ayer funcionó menos de un 20 % del servicio de trenes y se suspendió la mayoría del metro, lo que conllevó aglomeraciones en los autobuses y congestiones de tráfico, a pesar de que muchos ciudadanos trabajaron desde casa.
El primer ministro conservador, Boris Johnson, condenó la “innecesaria huelga” y defendió la posición de las empresas de que el sector debe “modernizarse”, al tiempo que pidió al público que “aguante” las interrupciones porque “les beneficiará” la reestructuración prevista.
Esta disputa, en la que el opositor Partido Laborista, vinculado al movimiento sindical, mantiene una postura ambigua, ha tomado un cariz político y amenaza con propagarse a otros sectores, como el sanitario y la educación.
Inspectores, camareros, señalizadores y empleados de limpieza y mantenimiento protagonizaron los paros ayer, que afectan a una veintena de líneas de tren (de 25 operadores, tres de ellos actualmente en manos del Estado) en Inglaterra, Gales y Escocia.
Paralelamente, los conductores ferroviarios, representados por el sindicato Aslef y en general mejor pagados, harán su propia huelga mañana y el 2 julio en la línea de Greater Anglia y el 28 y 29 de junio y 13 y 14 de julio en Croydon Tramlink.
Los huelguistas piden descongelar sus sueldos con un aumento del 7 % (por debajo de la inflación actual); que no haya despidos obligatorios como parte de la reforma anunciada y que se respeten sus condiciones laborales, ante los intentos de Network Rail y unos 13 operadores de empeorarlas.
La gestora, parte del Ministerio
de Transporte, y las franquicias ferroviarias, agrupadas en el Rail Delivery Group, quieren suprimir unos 2.500 empleos a poder ser de forma voluntaria para sustituirlos por nuevas tecnologías, sobre todo en inspección de vías y taquillas, para ahorrar 2.000 millones de libras (2.300 millones de euros) (2.423 millones de dólares) en dos años.
El RMT ha rechazado una oferta de ambas partes que planteaba un ajuste salarial del 2 % más otro 1 % ligado a que aceptaran los cambios. Tanto los laboristas -algunos de cuyos diputados han desafiado la línea oficial visitando piquetes- como el sindicato reprochan al Gobierno que ‘boicotee’ las negociaciones al no dar más margen de maniobra a Network Rail, que volvió a manos del Estado en 2002 tras ser privatizada como Railtrack en los años 90 del siglo XX.
El ministro de Transporte, Grant Shapps, reiteró que la disputa la deben resolver “el empleador y los empleados” y confirmó que impulsará nueva legislación para exigir servicios mínimos en las huelgas y que se pueda contratar personal de agencia para reemplazar a quienes protestan.
“No pedimos un aumento masivo, solo no perder poder adquisitivo. No es justo que nos lo nieguen cuando las empresas ferroviarias han tenido una media de 500 millones de libras (582 millones de euros) de beneficios durante la pandemia”, dice un representante sindical, que prefiere mantenerse en el anonimato.
“Deberían buscar otras soluciones y no paralizar todo el transporte público”, afirma el chef de repostería Eduards Jurevics, quien considera “injusto” que los ferroviarios paralicen.
CONSECUENCIAS
UN PROYECTO
■ El ministro británico de Transporte, Grant Shapps, anunció que pronto presentará un proyecto de ley para obligar a los operadores ferroviarios a habilitar servicios mínimos en caso de huelga, lo que ahora no ocurre en el Reino Unido.
LA AFECTACIÓN
■ El paro coincide con exámenes en los institutos de secundaria británicos y afecta a las conexiones con el festival de música de Glastonbury, que se celebra por primera vez en tres años del 22 al 26 de junio en el condado de Somerset, de Inglaterra.