Diario Expreso

LA XENOFOBIA a los venezolano­s en la escuela

Las miles de jóvenes que han dejado su país se enfrentan a la discrimina­ción en las ciudades donde actualment­e residen

- FERNANDO GIMENO Y GONZALO DOMÍNGUEZ LOEDA ■ EFE

Cuando Adriana llegó a Perú, no sabía lo que significab­a la palabra xenofobia. Tenía 9 años y había dejado atrás la crisis en su Venezuela natal para empezar una vida nueva junto a sus padres, pero la llegada a su nuevo hogar, como la de muchos de sus compatriot­as, estuvo marcada por un rechazo a su origen que ahora busca revertir.

“En mi colegio, a la llegada de Venezuela a Perú, se me hizo muy difícil adaptarme y sufrí xenofobia al llegar aquí, más por mis compañeros por verme diferente, por no ser un poco empáticos con mi situación. Simplement­e, lo que hacían era burlarse”, explica Adriana, que hoy tiene 14 años.

La suya es una historia más entre la de los 6,1 millones de venezolano­s que han abandonado su país en los últimos años, según las cifras de la ONU, y que han acudido a buscar un presente mejor. Un gran desafío que cobra relevancia en jornadas como la del pasado lunes, Día Mundial del Refugiado. Solo en Perú, 1,3 millones de peruanos han encontrado su nuevo hogar en un país en el que el idioma y las similitude­s culturales y del mercado laboral los hacen sentir en casa.

Ellos, como muchos otros, han aportado a sus países receptores ideas y capital humano, pero se han enfrentado, como Adriana -que por seguridad oculta su apellido y la ciudad donde reside- a episodios de rechazo. La joven, pese a ese rechazo inicial que sintió, confiesa que disfruta “demasiado de las clases” en una muestra de fortaleza poco habitual en alguien de su edad.

“Realmente, disfruto demasiado de las clases, aunque mis compañeros siguen siendo iguales, ya nos les presto tanta atención. A veces trato de decirles ‘oye, no digas eso, te puedo explicar sobre este tema y por qué está mal’”, comenta con una sonrisa. Y es que, pese a su corta edad, ha comenzado a convertirs­e en un agente de cambio en su escuela, donde explica a los compañeros que quieren escucharla qué es la xenofobia, la misma palabra que desconocía cuando llegó a Perú.

“La crisis no afecta realmente a todas las personas de la misma manera. La crisis migratoria suele afectar (más) a aquellos en quienes se entrecruza­n ciertas caracterís­ticas, como el hecho de ser migrante, niño o mujer”, detalla la jefa nacional de Movilidad Humana en la ONG Plan Internatio­nal Perú, Daniela Montesinos. De otra parte -prosigueha­y migrantes y refugiados “que tienen condicione­s de vida más precarias y necesidade­s básicas no cubiertas”. Esta realidad, en todo el continente, “se ha visto bastante más agravada con la pandemia, que ha afectado mucho más a la población migrante”.

La xenofobia también se ensañó con la hija mayor de Wendy, quien con solo 9 años, y recién llegada a Loja (Ecuador), tuvo que soportar que su nueva vida escolar se volviese un tormento causado en este caso por el profesor del aula. “La golpeó, insultó y humilló durante un mes, y ella no dijo nada. Guardó silencio hasta que explotó. En ese tiempo su salud se deterioró mucho. Tenía

vómitos, fiebre y no sabíamos qué le sucedía”, cuenta Wendy, madre de tres hijos y docente titulada en Venezuela.

Ese traumático episodio ya quedó atrás, pero superarlo no fue fácil y requirió el apoyo de Plan Internatio­nal para que la niña volviera a “abrirse, a sonreír, a hablar, porque después de eso no quería hablar para que no supiesen que era venezolana”, precisa Wendy, natural de Táchira, y desde hace tres años instalada en Ecuador.

Ahora, su hija tiene 11 años y sus hermanos 9 y 4. El menor tenía un año cuando lo sacaron a escondidas de Venezuela por una ley que prohibía la salida a los menores de 2 años por ser “hijos de la patria”. “Lo acosté en un coche, le puse todas las maletas encima y crucé el puente caminando con mis otros dos hijos”, recuerda Wendy, una de los cerca de 514.000 venezolano­s que alberga Ecuador, a donde llegó tras cinco días en autobús.

Luego de trabajar en “todo lo apto y honesto”, Wendy abrió hace tres meses una empresa de multiservi­cios junto con su marido, gracias a unos talleres de empleabili­dad de Plan Internatio­nal que les permitiero­n plasmar la idea, pero aún hay un asunto pendiente: regulariza­r su condición migratoria.

“Nunca pensé en el temor de estar ilegal en un país y que, de repente, digan que nos deportan, después de haber luchado tres años para estabiliza­rnos. Vives con ese eterno miedo”, admite Wendy, pendiente del nuevo proceso de regulariza­ción anunciado por el Gobierno de Ecuador con el que pretende dar residencia legal a 300.000 venezolano­s.

Para que no se repitan estos episodios de discrimina­ción, la idea es generar proyectos de integració­n y de intercambi­o cultural y aprendizaj­e entre la población migrante y la de acogida, señala la líder de Acción Humanitari­a de Plan Internacio­nal en Ecuador, Raquel Gavilanes, de modo que se consigan “comunidade­s más inclusivas y resiliente­s”.

EN LA REGIÓN

El éxodo de los venezolano­s se relaciona con 17 países de la región, entre las que están Argentina, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.

La crisis no afecta realmente a todas las personas de la misma manera. La crisis migratoria suele afectar a aquellos en quienes se entrecruza­n ciertas caracterís­ticas, como el hecho de ser migrante, niño o mujer.

DANIELA MONTESINOS,

Plan Internatio­nal Perú

Para que no se repitan estos episodios de discrimina­ción, la idea es generar proyectos de integració­n y de intercambi­o cultural y aprendizaj­e entre la población migrante y lade acogida.

RAQUEL GAVILANES,

Plan Internacio­nal en Ecuador

 ?? ALDAIR MEJIA / EFE ?? Tumbes. Personal de una ONG realiza un taller con niños venezolano­s en el parque infantil La Igualdad.
ALDAIR MEJIA / EFE Tumbes. Personal de una ONG realiza un taller con niños venezolano­s en el parque infantil La Igualdad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador