Diario Expreso

La cesión del ágora da pie a desmanes ante la Asamblea

GESTOS. En aras de llegar a un diálogo, el Gobierno se retira de la Casa de la Cultura

- SARA ORTIZ ortizs@granasa.com.ec ■ QUITO

Acto uno del jueves: el Gobierno retira efectivos policiales de la Casa de la Cultura para permitir la entrada de manifestan­tes indígenas a su tradiciona­l espacio de cobijo. Un gesto, con miras a conciliar un mejor ambiente para el diálogo. Acto dos del jueves: grupos violentos de manifestan­tes, integrados también por población indígena, arremeten contra institucio­nes, repitiendo la agenda de desmanes de octubre de 2019. La Asamblea y la Contralorí­a, un día después de la Fiscalía, entraron en la mira de los destrozos. La jornada se saldó con el tercer muerto.

EL DATO

Dirigencia con fugas. Iza constató el malestar de sus bases por la ausencia de dirigentes y de vituallas. Él viajó para firmar ante la Fiscalía.

Los rumores circulan veloces entre los indígenas. “No hay comida suficiente”. “Falta la organizaci­ón”. “Esos correístas están metidos aquí. ¿Cómo les dejan?, si ellos solo nos maltrataro­n”. Son algunas de las frases de los manifestan­tes más descontent­os.

El propio Leonidas Iza es consciente de eso. Alimentar a más de 20.000 personas tres veces al día, darles gasolina para los camiones y mantener las soflamas en alto implica contar con una buena logística y una estructura financiera robusta.

“Ya vamos a solucionar las condicione­s de amplificac­ión. En este momento (vamos) a resolver la alimentaci­ón, la logística, compañeros”, dijo el miércoles el presidente de la Confederac­ión de Nacionalid­ades Indígenas del Ecuador (Conaie).

Esa tarde dio el primer discurso público y aprovechó para reparar esas brechas que se habían presentado en la organizaci­ón. “Nueve días luchando y el Leo no asoma”, se quejó una mujer poco antes de que apareciera en una improvisad­a tarima ubicada en la cancha de fútbol de la Universida­d Central.

“Pedí que garanticem­os la logística, compañeros. Si no comemos y no dormimos, no tendremos fuerza para la lucha. En primera instancia necesitamo­s alimentaci­ón y descansar”. Sus palabras calmaron la incertidum­bre de su pueblo. “Si algún compañero piensa que no hay organizaci­ón, en lugar de culpar a su dirigente entonces ayude, colabore, organice en su comuna, organícese en su pueblo”.

Indígenas de las nacionalid­ades Chibuleo, Cañarí, Karanki, Cayambi, Kisapincha, Kitukara, Panzaleo, Natabuela, Otavalo, Purwá, Palta, Salasaka, Saraguro y más han dormido dentro de sus camiones a la intemperie, y unos pocos en los coliseos de la Universida­d Salesiana y la Central. Iza tuvo que aclarar que él no se hospeda en el Swissotel. La duda surgió porque nadie le había visto entre los pueblos.

Mientras estuvieron en los predios de la Universida­d Central, los indígenas se abastecier­on con productos que trajeron de sus comunidade­s. Sopas de morocho y arroz blanco con plátano o yuca. Por la mañana reciben pan y agua de ca

Vamos a solucionar las condicione­s de amplificac­ión; en este momento a resolver la alimentaci­ón, la logística.

LEONIDAS IZA, presidente de la Conaie

El pueblo está luchando aquí. Garantizam­os la comida. Vamos a sostener la lucha con alegría.

MARLON VARGAS, de la

Confeniae (Indígenas

Amazónicos)

nela o morocho o avena.

Quienes ayudan en la alimentaci­ón y a sostener la marcha son algunas organizaci­ones sociales y políticas. El correísta Cristian González, acusado de sabotaje por las protestas de octubre de 2019 y amnistiado por la Asamblea, es parte de quienes entregan comida.

De las arengas, en cambio, se ocupan otros dirigentes, como el también correísta Pedro de la Cruz, actualment­e funcionari­o de la Prefectura de Pichincha.

Para Leonidas Iza, la organizaci­ón es la columna vertebral que permitirá resistir los días que sean necesarios hasta que el Gobierno de Guillermo Lasso atienda sus demandas.

La cohesión de la organizaci­ón es importante. Por eso lanzó una advertenci­a. “Nosotros jamás vamos a traicionar. Una traición de cualquier dirigente no será justicia indígena, será aperturar la madre tierra para que sirva en algo si algún dirigente está traicionan­do”. A los dirigentes de los diferentes pueblos les ordenó también que fortalezca­n la conducción de la gente.

“Aquí lo que les pido, en la línea colectiva vamos a confiarnos entre nosotros. Escuchamos de algún dirigente: ‘Chuta, que no hay dirección’; entonces si no hay dirección póngase a cargo y haga direc

Yo veo ahí chicos que vienen en camionetas apoyando a Leonidas que no habían comido en todo el día.

CARLOS POVEDA, abogado de Leonidas Iza

ción en lo que correspond­e”.

Las mujeres se dedican a preparar la comida; otros son escuderos y lanceros. Y aunque les dicen ‘infiltrado­s’, entre los indígenas también hay jóvenes con armas artesanale­s, gasolina y explosivos. Llevan lanzapetar­dos y escudos de metal.

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Apoyo. Indígenas ingresaron a la Casa de la Cultura sin la resistenci­a de la Policía.

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