Los vecinos y comerciantes pugnan por entrar al centro
La seguridad se reforzó tras las protestas del miércoles ❚ En Carondelet el movimiento fue mínimo ❚ Comercios del sector piden poder empezar a trabajar
La seguridad en los alrededores del Palacio de Carondelet se redobló ayer, luego de las violentas protestas que se registraron la tarde del miércoles en las que los manifestantes provocaron daños en el edificio de la Fiscalía General del Estado.
Al menos, ocho intersecciones viales en los alrededores del Palacio de Gobierno permanecieron cerradas durante la mañana y tarde. En algunas zonas la restricción no solo era para los vehículos, sino también para los transeúntes.
En algunas calles se instalaron hasta cuatro filtros: tres militares y uno policial. Eso sin contar las vallas metálicas y concertinas que fueron ubicadas en puntos estratégicos del Centro Histórico de la capital.
Varios ciudadanos pedían a los uniformados que les permitan acceder al sector, ya sea por temas laborales o porque aseguraban ser moradores de la zona. A los primeros les negaban el acceso de plano, en tanto que a los segundos les hacían una serie de preguntas para constatar que efectivamente eran vecinos del centro.
Un ciudadano colombiano les pidió a los efectivos que le permitan pasar para intentar llegar a una distribuidora de artículos plásticos para adquirir banderas de Ecuador, para poder comercializarlas entre los manifestantes.
“Ayer se me terminaron y es en el centro en donde se las encuentra más económicas, para que quede algo más de ganancia”, señaló el comerciante, pero ningún argumento fue suficiente para los custodios.
Ya en la Plaza de la Independencia se pudo constatar la presencia de policías y militares de equipos élite, que brindaban más seguridad a la casa presidencial. Muchos desconocían qué estaba pasando en el resto de la ciudad y si se habían reactivado las protestas en el sector de El Ejido.
“Nosotros solo sabemos que en la tarde vienen los manifestantes al centro y que ahí se va a acabar esta aparente calma”, le dijo a EXPRESO uno de los militares.
La tarde del miércoles marcharon hacia el centro los comuneros e indígenas que llegaron desde diferentes puntos del país, pero no se registraron incidentes con los uniformados, pues los dirigentes se encargaron de controlar a las personas que pretendían generar caos.
Horas más tarde, las centrales sindicales, con el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) a la cabeza, también marcharon hacia esa zona, pero de igual forma los sindicalistas llegaron a la Plaza de Santo Domingo sin generar incidentes.
En el Palacio de Carondelet no había el movimiento habitual de personas. Apenas se pudo ver la llegada del ministro de Agricultura, Bernardo Manzano, que prefirió no emitir comentarios hasta que concluya una reunión a la que fue convocada.
Se conoció que al interior se encontraba el presidente Guillermo Lasso trabajando y despachando “con normalidad”, pese a haber sido diagnosticado con COVID-19 la tarde del miércoles, según información de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia.
Al mediodía, las campanas de las iglesias que se ubican en el casco colonial repicaron al unísono. Esto como un llamado a la paz del país y al diálogo entre el Gobierno y los dirigentes indígenas y de los sectores sociales que impulsan el paro nacional.
Pocos negocios al interior de la Plaza y sus alrededores permanecieron abiertos. Los que lo hicieron tenían como clientes a los mismos policías y militares que se encargan de la seguridad de Carondelet. Lucía Taimal es dueña de un restaurante que prepara sánduches y desayunos. Ella estaba pendiente de las últimas noticias sobre el paro y la llegada de los indígenas a la Casa de la Cultura.
“Ojalá que con esto ya se siente a dialogar, porque los arriendos y los proveedores no esperan y necesitamos empezar a trabajar”, opinó.