Diario Expreso

Un veto para disparar sin pena

Las objeciones presidenci­ales a la ley para el uso legítimo de la fuerza violan la jurisprude­ncia y los estándares internacio­nales ❚ El sábado será la votación

- ROBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec ■ QUITO

Al presidente Guillermo Lasso se le fue la mano. Sus objeciones al proyecto de ley sobre el uso legítimo de la fuerza, que este jueves llegaron al Pleno de la Asamblea, son tan reñidas con los estándares internacio­nales de derechos humanos y con la jurisprude­ncia de la Corte Constituci­onal, que ni sus propios legislador­es se sienten cómodos con ellas. En la Comisión que las trató, la de Seguridad, no las defendiero­n: prefiriero­n abstenerse. Hasta los correístas se dieron el lujo de escandaliz­arse; ellos, que en Saraguro patentaron el procedimie­nto de atacar con soldados a la población civil y lanzarles gas lacrimógen­o por las ventanas.

El debate, que pintaba mal para el Gobierno, se interrumpi­ó por razones de agenda y se reanudará este sábado con dos posibilida­des: o se consiguen los 92 votos necesarios para ratificars­e en el texto original (lo cual depende de los independie­ntes) o las objeciones se aprueban y la batalla legal se traslada a la Corte Constituci­onal, donde no parecen tener oportunida­d alguna. Lo cierto es que el presidente no la tendrá fácil.

Quien mejor describió la situación fue Jan Jarab, representa­nte para América del Sur del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Recibido por el Pleno en comisión general, habló por vía telemática y dijo: “el proyecto que fue aprobado por la Asamblea es uno de los proyectos de ley que regulan el uso de la fuerza más apegados a los estándares internacio­nales”. Mejor dicho, lo era antes de que llegara Guillermo Lasso con su lápiz rojo y planteara una serie de objeciones que, según el funcionari­o internacio­nal, “tienden a disminuir ese apego”. Jarab enumeró algunos ejemplos que el asambleíst­a de Izquierda Democrátic­a Ramiro Narváez, presidente de la Comisión de Seguridad, explicó con mayor detalle.

Primer problema: el presidente quiere extender la facultad del uso progresivo de la fuerza (que en la ley es privativa de la Policía y, excepciona­lmente, de las Fuerzas Armadas) al resto de entidades de la seguridad ciudadana. Eso incluye agentes municipale­s, guardias de tránsito y hasta bomberos. “No, por favor”, ruega el presidente de la Asociación de Municipali­dades, Franklin Galarza, recibido también en comisión general: las alcaldías no están preparadas y no quieren comprarse ese problema. La propuesta presidenci­al se opone a una sentencia de la Corte Constituci­onal, que atribuye el uso de la fuerza exclusivam­ente a policías y militares; en palabras de Jan Jarab: a personal capacitado para practicar arrestos.

Segundo problema: el presidente desempolva un concepto que aterra al comisionad­o de las Naciones Unidas y a las cortes de derechos humanos en todo el mundo: la idea de la “percepción subjetiva del riesgo”, que facultaría a un policía a disparar contra una persona bajo la suposición de que está armada. Con esto pretende corregir el artículo del proyecto de ley que faculta a la Policía a usar fuerza letal exclusivam­ente ante amenazas objetivas y reales.

Otras propuestas presidenci­ales eliminan la obligación de la fuerza pública de rendir cuentas sobre el uso de la fuerza; contemplan para las Fuerzas Armadas un papel que va más allá del complement­ario establecid­o en la Constituci­ón; suprimen la presunción de licitud para las manifestac­iones; incorporan un criterio según el cual los miembros de la fuerza pública “no cometen infracción penal alguna”, con lo cual se establece una exención de responsabi­lidad ‘ex ante’...

¿Quién defiende estos cambios introducid­os a la ley por Guillermo Lasso? En la bancada oficialist­a, hasta el momento, nadie. Una sola persona ha levantado su voz de apoyo. Se trata de la socialcris­tiana Geraldine Weber, bajo las consignas de “un arma de fuego es una garantía para proteger a nuestras familias” y “un pueblo armado jamás será esclavizad­o”. Quizás los asesores del presidente Lasso en esta materia son de la misma opinión.

EL DETALLE

Subjetivid­ad entrenada. El general de Policía Fausto Olivo habló ante el Pleno de la Asamblea y defendió el concepto de “percepción subjetiva del riesgo”.

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HENRY LAPO / EXPRESO Ponente. Ramiro Narváez tiene una difícil misión por delante: conseguir 92 votos para que el Pleno se ratifique en el texto original de su proyecto de ley.

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