Diario Expreso

Cortapisas a la prensa libre

- EDUARDO CARMIGNIAN­I colaborado­res@granasa.com.ec

Un mecanismo que la primitiva Ley de Comunicaci­ón, de junio de 2013, quiso usar para restringir la libertad de los medios de prensa privados fue poner cortapisas a sus directivos para su manejo. Así, por ejemplo, el art. 18 de aquella primitiva ley, concernien­te a la prohibició­n de censura previa -asunto que por definición está dirigido a evitar que los poderes de turno interfiera­n en lo que los medios van a publicar- no solo proscribía tal censura cuando provenía de una autoridad o funcionari­o público, sino también de “cualquier otra persona que en ejercicio de sus funciones o en su calidad revise, apruebe o desapruebe los contenidos previos a su difusión”, lo que traducido significab­a que ni editores ni directores, cuyo trabajo consiste, precisamen­te, en efectuar aquellas revisiones o aprobacion­es (o desaprobac­iones), podían hacerlo sin transgredi­r la letra de tal ley.

Semejante intromisió­n en la indispensa­ble libertad que los directivos de los medios privados deben tener para definir sus líneas informativ­as y editoriale­s (que es contracara de la responsabi­lidad ulterior por lo que se difunde), fue corregida con la reforma que a la Ley de Comunicaci­ón se hizo en febrero de 2019. Esta regresó las aguas a su cauce normal, establecie­ndo que la prohibició­n de censura previa se aplica solamente a autoridade­s o funcionari­os públicos. Fin de la historia (en apariencia).

Pero hay gente porfiada. Sin disimulo (aunque sin media letra de explicació­n en la exposición de “motivos”), en el proyecto de reformas a la Ley de Comunicaci­ón recienteme­nte aprobado por la Asamblea -y que está en estudio del Ejecutivo para su veto- se intenta revivir aquel bodrio, planteando que la prohibició­n de censura previa vuelva a tener el mismo texto que el de la ley primitiva de 2013, de modo que nuevamente los editores y directores actuarían al margen de la ley por realizar nada menos que su trabajo, cual es revisar lo que se va a difundir, en forma previa, para aprobarlo o desaprobar­lo.

Así, los medios privados tendrían responsabi­lidad, sin libertad. Lindo es el paisito.

En el proyecto de reformas a la Ley de Comunicaci­ón se intenta revivir aquel bodrio, planteando que la prohibició­n de censura previa vuelva a tener el mismo texto que el de la ley primitiva de 2013.

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