Diario Expreso

Una vieja novedad

-

Rasgarse las vestiduras, inventar historias o desconocer el pasado, son injurias a la razón, intentos de atisbos de ingenio, todos destinados, para mí, al diván de los desperdici­os mentales.

Ecuador no estrena sinvergüen­zas, no inventa rateros, tampoco descubre mercaderes de principios y costumbres. Desde tiempos atrás hasta los modernos traficante­s de conciencia­s, el hombre fue lobo para el hombre y codició siempre el fruto prohibido. Lo que sucede hoy es que la corrupción tiene la categoría de pandemia y que, se piensa, porque todos la tienen, todas las naciones la denuncian, es porque ha llegado a ser algo normal. La aberración mayúscula de nuestra era es haber llegado a categoriza­r lo anormal como normal. ¿Pero qué es lo que pasa? Nada, todo está bien, hay normalidad, la vida sigue igual.

Hagamos un alto, necesario. Ayn Rand escribió: “Cuando observes que la corrupción es recompensa­da y la honestidad se vuelve un sacrificio sabrás que nuestra sociedad está condenada”. Mientras mi mente escogía palabras para describir lo que pasaba, A. Rand me facilitó la tarea, pues ella, en la frase citada, expresa exactament­e aquello que buscaba transmitir.

Sin embargo, sus palabras me lastiman, me hieren, me obligan a salir de un confortabl­e refugio anodino para regresar a pisar tierra, a sentir la vida y palpar su entorno caótico, a oler sus campos y escuchar los gemidos de la naturaleza, a ser testigo de un proceso de desquiciam­iento global.

Ecuador está inmerso en el marasmo descrito. Ecuador carece de líderes para su redención. Nos hemos empantanad­o de manera suicida.

David. G. Samaniego Torres

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador