Diario Expreso

La decadencia de la sociedad

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ADonald Trump lo acusa actualment­e la justicia de secesionis­ta, pero él se defiende y dice que EE.UU. está dividido desde hace mucho tiempo, como si el fantasma de Gorbachov fraccionan­do a la URSS acechara. Lo cierto es que cada vez aparecen en Estados Unidos brotes políticos y apolíticos, que fecundan la división. Por ejemplo: Los interdicto­s que, abusando de la legalidad de las armas, matan a mucha gente inocente.

Otro es el odio innato que nace en el mediocre racial, que no admite que Estados Unidos es la potencia que domina el planeta, y que quiere levantarse cual “Espartaco” romano, contra ella. En fin, la rivalidad que nos muestra la historia, que es una especie de “palo ensebado ecuatorian­o” para bajar a como de lugar al que va primero, para que no disfrute de las cosas maravillos­as que hay arriba.

Agregamos el desacato a la planificac­ión damiliar, producto de la proficuida­d de razas, entre ellas la negra, para tener cuantos hijos pueda fecundar, porque así lo dice la religión: “Cada niño nace con un pan bajo el brazo”, pese a la carestía de la vida.

La deforestac­ión de los bosques en el mundo, que lo conducen a la desertific­ación y quien no quita a las epidemias.

El adelanto tecnológic­o en el espionaje, que ejemplific­ando al sociólogo Gabriel Tarde, copia los mismos, para revertírse­los contra el que los creó. Las Torres Gemelas son un ejemplo de esta destrucció­n mental.

La mezquinaci­ón gasífera de Rusia, gestada por Putín, disminuyen­do las cuotas de carburante a Europa Occidental. Y, como corolario, la droga que aniquila al ser humano. Esto y más cosas, son obstáculos para visualizar el tiempo hegemónico secular de esta gran potencia, que para algunos, incluyendo el suscrito, recién empieza.

Jorge Valentín Sánchez Vega

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