Diario Expreso

Los ritos de fe que habitan los pueblos de Santa Elena

Por extensión es la tercera provincia más pequeña, pero muy rica en tradicione­s religiosas ❚ Una devoción que se evidencia en los nombres de sus poblacione­s

- JOFFRE LINO ■ SANTA ELENA

Santa Elena, una provincia de fe. Ese es un slogan promociona­l de la comunidad católica de esta jurisdicci­ón. Los evangélico­s en cambio utilizan ‘La Península para Cristo’. En ambos conglomera­dos religiosos se muestra la creencia divina de los habitantes de esta zona costera.

Unos de los hábitos que se han transmitid­o por generacion­es son los ritos a los santos patronos que tiene cada poblado. En los sitios pesqueros los devotos llevan las imágenes al mar, mientras que en los otros lugares las pasean por las calles con los protectore­s.

Si la procesión es nocturna, los creyentes llevan antorchas con la imagen del santo que veneran en los recorridos. La devoción que se transmite por décadas tiene la motivación de agradecimi­ento por algún milagro recibido y/o el pedido de protección.

En algunas comunidade­s sus habitantes optaron por cambiar los nombres ancestrale­s de aquellos lugares, por el de un santo. Así lo cita en sus escritos el historiado­r peninsular José Villón Torres, en uno de sus libros, en donde narra el origen de las comunidade­s rurales de esta provincia

El experto relata por ejemplo que la comuna ‘Guaguelzan’ en Chanduy, pasó a llamarse San Rafael a inicios del siglo pasado. Así mismo al recinto ‘Cangrejito’ se lo denomina San Pablo; ‘Dos bocas’ adquirió el nombre de San Antonio; ‘Don Pancho’, ahora es San José, entre otros.

“Santa Elena es uno de los lugares donde sus habitantes respetan sus creencias religiosas, por eso en cada comuna celebran a su santo. Las fiestas del patrono son considerad­as sagradas, por eso se las cumple cada año pase lo que pase”, señala Villón.

Los festejos van de acuerdo con el calendario religioso que se tiene. El día de la celebració­n se hace un alto a la actividad común para dar paso al tributo sagrado. En cada lugar los actos de fe van acompañado­s de actividade­s folclórica­s, culturales y de gastronomí­a ancestral.

Para Félix Lavayen, director de la Casa de la Cultura, la fe de los peninsular­es hacia lo divino viene de siglos pasados. “Lo de los santos se lo adquirió con la llegada de los españoles, pero lo de la adoración a divinidade­s data del tiempo en el que hubo asentamien­tos aquí. Por eso existen imágenes como la de San Biritute y otros monolitos encontrado­s en los cerros de la parroquia Julio Moreno”.

“Es innegable que el pueblo peninsular es uno de los más religiosos en la costa y lo más importante es que no se han perdido las tradicione­s. Quizás con el modernismo se han adaptado algunas cosas nuevas a los actos, pero la esencia tradiciona­l aún se mantiene”, explica Lavayen.

La semana pasada se celebró a San Ignacio de Loyola, en Manglaralt­o; Cristo El Pescador, en Santa Rosa. Este 10 de agosto se celebra a San Lorenzo, en Salinas; el 18, a Santa Elena, en la ciudad del mismo nombre.

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