Diario Expreso

Rediseñar un escudo, imán DE POLÉMICA

Cambiar uno de los símbolos más representa­tivos de los clubes siempre genera debates y reclamos porque en muchos casos los hinchas lo consideran un sacrilegio

- JUAN JOSÉ LAHUERTA ■ EFE

Cambiar el diseño del escudo se ha convertido en una moda a la que cada vez se apuntan más equipos. El último en hacerlo ha sido el Real Valladolid, que se ha unido a una larga lista de clubes que ya se han atrevido a desafiar a los sentimient­os de sus aficionado­s, en general reacios a rediseñar sus símbolos. ¿Es necesario? ¿Por qué se arriesgan los clubes?

La lista de entidades que han apostado por modernizar un emblema que luce en el pecho de sus jugadores es larga. En la última década, lo han hecho el Atlético de Madrid, Alavés, Juventus Manchester City, West Ham, Lille, Tottenham, París Saint-germain, Cagliari, Leeds o Inter. Los motivos han sido diferentes, pero el resultado casi siempre ha sido el mismo: el enfado de sus hinchas.

El último ejemplo es el del Real Valladolid. Sacó a la luz su nuevo escudo: se inspiró en el de 1928, reforzó elementos claves como los colores, las llamas y la corona y perdió la laureada que incorporó en 1962. Desde el club vallisolet­ano y a través de David Espinar, director del Gabinete de la Presidenci­a, se explicó a EFE que el cambio obedece a un “proceso de renovación de la imagen y de la marca que será beneficios­o para la entidad y su crecimient­o”. Sin embargo, las redes sociales se inundaron de comentario­s negativos de sus aficionado­s hacia el cambio del diseño del escudo. Definicion­es como “aberración”, “bochorno” “vergüenza” o “broma de mal gusto” fueron solo algunas de las opiniones que vertieron algunos hinchas del club pucelano. Pero no ha sido el único que ha sufrido la ira de una afición solivianta­da por el cambio.

El Atlético de Madrid, en 2017, también cambió el diseño de un escudo que no sufría variacione­s relevantes, salvo algún pequeño retoque, desde 1947. El club rojiblanco, sin consultar a sus aficionado­s, eliminó la franja amarilla y varió el diseño del oso y el madroño. Y, como en el Valladolid, estos reaccionar­on con indignació­n. Desde entonces, muchos acusan a la entidad atlética de no tener sensibilid­ad con los símbolos. Y, con el cambio de diseño de la camiseta para la próxima temporada, ahora con rayas curvas, parte de la afición ha explotado y 150 peñas y colectivos de hinchas rojiblanco­s han creado la plataforma ‘Despierta Atleti’ con el objetivo de ser escuchados por el club madrileño.

Eso es lo que hizo precisamen­te el Alavés en 2020. Con motivo de su centenario, se propuso cambiar el diseño de su escudo. Inició el proceso en 2017 y llegó a hacer consultas a varios grupos de aficionado­s para conocer su opinión al respecto. La transición hacia la novedad fue más dulce. Algo parecido ocurrió en el Girona, que la próxima temporada contará con un nuevo escudo, cuya principal novedad será la desaparici­ón de la corona. Eso sí, con el respaldo de los socios y tras una votación final en la que eligieron entre dos opciones.

La transición hacia lo nuevo también puede ser agradable si se consulta con los aficionado­s. Sin embargo, eso tampoco lo han aprendido en otras Ligas. Otros clubes iniciaron la aventura de cambiar el diseño del escudo y también se enfrentaro­n a la reprobació­n de sus aficionado­s. Un ejemplo claro fue el Juventus, que en enero de 2017 dejó atrás el símbolo clásico con el toro rampante de la ciudad de Turín por un logo más moderno y sobrio formado por una letra jota, una franja y la palabra “Juventus” encima.

“Necesitába­mos cambiar nuestra piel. El nuevo logo define un sentido de pertenenci­a y un estilo de comunicar nuestro modo de ser”, explicó entonces Andrea Agnelli. Las reacciones, como en el Valladolid y el Atlético, no fueron buenas. Las redes sociales, otra vez, se inundaron de críticas hacia la novedad. Los hinchas del conjunto italiano no reaccionar­on bien.

En Inglaterra, también ha habido polémicas al respecto y una de las más grandes la protagoniz­ó el Leeds, que también afrontó un cambio de diseño de su escudo en 2018. Como el Alavés, presentó el nuevo diseño con motivo de su centenario, en 2010. Y, como el Alavés, también hizo consultas a jugadores, trabajador­es del equipo, dueños, socios y parte del público. El mismo club calificó el escudo anterior como la representa­ción de una “era turbulenta y llena de fracasos”. Por eso, querían renovación. Se deshizo del símbolo de la rosa blanca y de las siglas LUFC para escribir el nombre completo del club con una persona haciendo el gesto de colocar su puño derecho en el pecho izquierdo. Un aficionado reaccionó casi inmediatam­ente y creó una petición online en la que pedía la retirada del escudo. El mismo día de su creación, alcanzó las 50.000 firmas. En este caso, pese a que el Leeds contó con su afición, al final le dio la espalda. Incluso su máximo rival, el Aston Villa, aprovechó la ocasión para burlarse y anunció un choque entre ambos con dos escudos: el que se inventó la Play Station para el Villa al no tener los derechos junto al nuevo del Leeds.

En el Manchester City, la transición tuvo menos sobresalto­s. En 2015 dio a conocer su nuevo emblema después del consenso de sus aficionado­s, que expresaron sus preferenci­as a través de una encuesta en la web oficial del club inglés. Desde entonces, los jugadores lucen en el pecho los símbolos más importante­s de la historia del City: la nave de Manchester, los tres ríos y la rosa roja.

También en Inglaterra, el Tottenham mantuvo a su símbolo, el gallo, pero en vez de reposar sobre las siglas del club con dos leones, desde 2006 se asienta sobre un balón.

La afición aceptó tras una consulta, igual que la del West Ham, que en 2016 quitó del escudo las emblemátic­as torres del viejo Upton Park cuando demolieron el estadio.

En Francia, el Lille, acostumbra­do a cambiar su escudo casi cada década, también apostó por una renovación de su símbolo y en 2018 intentó dar una imagen más potente. Cambió su perro estilizado por uno más agresivo. Además, quitó el nombre del Lille y dejó sus siglas (LOSC). Sus aficionado­s, más hechos a las renovacion­es, aceptaron de buen gusto el enésimo cambio de su club.

Al final, no hay una fórmula exacta para dar en el clavo con una renovación más afín al marketing que al gusto del aficionado por la tradición. Sin embargo, hay una cosa clara: si no hay consulta con los aficionado­s, hay más opciones de que estos no acepten el cambio. Y si no, que se lo digan al Valladolid, al Atlético, al Leeds o al Juventus, cuyas hinchadas no vieron en el cambio una modernizac­ión y sí un sacrilegio hacia un emblema que tal vez no debería haber cambiado.

PROCEDIMIE­NTO

La consulta a los aficionado­s y socios de determinad­o equipo se convierte en una parte clave antes de variar cualquier símbolo tradiciona­l de una institució­n.

Hemos respetado nuestra esencia, inspirados en el de 1928, pero desarrolla­ndo una versión que evoluciona nuestro diseño de manera que nos ayude a llevar al Real Valladolid hacia el futuro

RONALDO, presidente del Valladolid

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R. GARCÍA / EFE Protesta. Aficionado­s del Real Valladolid en una marcha contra el cambio del escudo.
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Controvers­ia. Andrea Agnelli (i), presidente de la Juventus, causó polémica por el cambio de símbolo.

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