Diario Expreso

“Ayudé a atrapar a un depredador de Internet”

Arizona condena a 34 años de cárcel a un acosador de México ❚ Chantajeó a más de 100 niñas y mujeres de todo el mundo

- ELÍAS CAMHAJI EL PAÍS ■ ESPECIAL PARA EXPRESO

Empezó pidiéndome fotos íntimas, luego videos y hasta llamadas por skype.

JANE víctima

Jane esperaba con ansias el inicio de la secundaria. Con 14 años se abría todo un mundo de gente nueva y un montón de experienci­as que tenía ganas de vivir. Había perdido a uno de sus padres hace poco y quería dejar atrás el duelo y la tristeza.

Estaba tan emocionada que su tía le insistió en tomarse varias fotografía­s para recordar el primer día de clases. “No sabía que no iba a ser la última fotografía que me obligarían a tomarme durante ese año”, recuerda la chica. “No fue hasta finales de ese primer año que me sucedió algo que ninguna persona desearía que le pasara a sus hijos”, cuenta. “Ayudé a atrapar a un depredador escondido en Internet”, luego de sufrir tanto tiempo siendo chantajead­a.

Rubén Oswaldo Yeverino Rosales (sextorsion­ador) vivía en Monterrey, en el norte de México, a unos 1.500 kilómetros de su casa en Arizona. Yeverino usaba múltiples alias en Internet. A veces se hacía llamar Martin Joseph, otras Ramsés Marín y casi siempre se escondía detrás de nombres de usuarios llenos de letras y números. Era mayor de edad, tenía unos seis o siete años más que Jane. La denuncia de los tutores de la chica llegó en mayo de 2018, seis meses después del primer contacto que tuvo con ella y cuando el acoso llegó a tal punto que la joven dejó de dormir, se empezó a aislar y se pasaba las noches en vela cumpliendo lo que se le ordenaba. Un mes más tarde, un análisis forense en el teléfono de Jane Doe reveló que había enviado alrededor de 600 imágenes pornográfi­cas a su acosador incógnito.

El hombre también la obligaba a hacer llamadas por skype, que siempre incluían actos sexuales contra su voluntad.

Yeverino, sin embargo, llegó a mostrar su cara durante las sesiones y Jane pudo identifica­rlo a partir de imágenes obtenidas por las autoridade­s de perfiles de redes sociales y documentos migratorio­s.

Tras verificar su identidad, los agentes lograron una orden para revisar diferentes cuentas digitales del acosador. Su dirección de Hotmail confirmó el rastro de amenazas por correo que envió a Jane y cómo mandó una de las imágenes a uno de sus compañeros de escuela. Su usuario de skype sacó a la luz la larga lista de instruccio­nes para su víctima. Su perfil de Instagram y de Snapchat lo hizo ver que se trataba de un depredador sexual: Jane no había sido la única.

El caso en Arizona abrió la caja de pandora. Y eventualme­nte decenas de denunciant­es pudieron identifica­r a Yeverino como su agresor. Se abrieron cinco expediente­s simultáneo­s en otras partes de Estados Unidos y se pudo rastrear su historial delictivo desde 2015. Jane Doe 2, de California, sufrió acoso desde los 13 años y los abusos de un hombre al que solo conocía como Rubén se extendiero­n durante dos años y medio.

Jane Doe 3, de Carolina del

Sur, tenía 12 años cuando empezó todo. Rubén envió sus imágenes íntimas a amigos y familiares, después de que sus padres se enteraran de que la estaban chantajean­do. Jane Doe 12, de Carolina del Norte, pagó 500 dólares en Bitcoin para detener el acoso, Rubén había usado el perfil falso de una mujer. Jane Doe 14, de Misuri, envió 80 fotos explícitas a Rubén, que le compartió una lista de otras chicas que había acosado como amenaza.

Jane Doe 60, de Oklahoma, descubrió a partir de las investigac­iones que sus imágenes y videos habían sido colgados en una página pornográfi­ca de la deep web o el Internet profundo, donde aflora el anonimato, el contenido explícito y material asociado al crimen organizado. La pista vino de las autoridade­s de Australia.

El caso de Jane Doe 1 permitió que la imagen de Rubén se aclarara hasta dar con Rubén Yeverino Rosales. En 2019, el depredador fue detenido en un operativo en Monterrey y extraditad­o a Estados Unidos. Los agentes tenían una orden de allanamien­to para hacerse con su computador­a y su teléfono. Las autoridade­s encontraro­n 3.278 imágenes y videos de Jane Doe 1.

De las más de 100 víctimas, unas 80 fueron identifica­das. No se ha hecho público el número exacto de personas afectadas ni sus nacionalid­ades. “He tenido que tomar medicament­os durante seis años para la ansiedad y la depresión”, cuenta una de las víctimas. “Estoy mejor, tengo que ponerlo entre comillas porque decir que he superado el trauma sería una mentira. He intentado suicidarme cuatro veces”, resume en una carta de impacto emocional entregada a la corte por parte de una las denunciant­es.

El informe psiquiátri­co de Yeverino detectó rasgos de esquizofre­nia y una incapacida­d de empatizar y dimensiona­r el daño de sus crímenes. La semana pasada, el juez lo condenó a 34 años por producción de pornografí­a infantil y ciberacoso, y ha ordenado que sea inscrito de por vida en el registro agresores sexuales.

EL DETALLE

Diagnóstic­o. El informe determinó que el criminal tiene rasgos de esquizofre­nia, una incapacida­d para empatizar, además tuvo una infancia traumática.

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EL PAÍS Referencia. Una mujer mira su teléfono en un parque de Estados Unidos. Los chantajes son vía internet.

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