Andrew, el huracán que hace 30 años cambió a la Florida
Hubo 65 víctimas, 1,4 millones de hogares sin electricidad ❚ Se aprendió la lección y a tomar en serio estos fenómenos ❚ Ningún experto anticipó nada
LA FRASE
Huracanes como Andrew siempre se pueden repetir y hay que estar muy prevenido.
ROBERT MOLLEDA meteorólogo coordinador del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Miami
El paisaje de desolación que dejó el huracán Andrew aquel 24 de agosto de 1992 fue el despertar del sur de Florida a una pesadilla: 64.000 casas reducidas a escombros, 65 muertos, más de 1,4 millones de hogares sin electricidad y, desde entonces, la lección aprendida de que los huracanes deben tomarse muy en serio.
Fue una tranquila temporada ciclónica la de ese año. De hecho, solo se formó un huracán de categoría mayor; pero ese fue Andrew, que se abatió en la madrugada del lunes sobre el condado floridano de Miami-dade convertido en un monstruo de categoría 5 con vientos máximos sostenidos de 165 millas por hora (265 km/h.) y rachas de hasta 175 mph (280 km/h).
El ‘Big One’, como se le denominó entonces, causó más de 27.000 millones de dólares en daños, la gran mayoría en la parte sur de la zona metropolitana de Miami, en su momento el más costoso desastre natural registrado en Estados Unidos.
Hasta Andrew habían transcurrido 27 años sin que ningún huracán impactara directamente en el sur de Florida, por lo que “gran parte de la población no tenía mucho conocimiento sobre los peligros que representaban los huracanes”, dice Robert Molleda, meteorólogo coordinador de alertas del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Miami.
Después de Andrew, subraya Molleda, “la diferencia en la consciencia sobre los huracanes fue muy notable y la población del sur de Florida tomó más en serio” estos fenómenos devastadores y la necesidad de estar preparados
con antelación.
En descargo de la responsabilidad de la población hay que señalar que “las preparaciones se realizaron en el último momento debido al rápido desarrollo del huracán y los pronósticos más limitados de la época”, añade.
Andrew comenzó siendo una simple onda tropical a mediados de agosto localizada al este de las Antillas, en el Atlántico, sin mayor peligro. Todo indicaba a los expertos que su vida iba a ser corta, a punto de deshacerse días después enfrentada a vientos cortantes y una atmósfera no propicia para su desarrollo. Pero el fenómeno meteorológico, frente a todo pronóstico, se recobró y encontró en su avance una suerte de ‘oasis’ sobre una zona de aguas muy calientes, escaso viento y humedad alta, unas
condiciones que permitieron su rápida evolución.
El 23 de agosto Andrew era ya un pavoroso huracán de categoría 5, la máxima en la escala de intensidad Saffir-simpson, apuntando directamente a la costa este de Florida.
Ningún experto anticipó que en nueve días una irrelevante perturbación tropical deviniera en un huracán, y menos que pudiera alcanzar la categoría 5.
Molleda, nacido en Miami, fue testigo excepcional de la embestida del huracán Andrew.
EL DETALLE
Impacto. Andrew, un huracán de categoría 5 en la escala de intensidad Saffirsimpson, apuntó a la costa este de Florida.