Diario Expreso

Estudiar en la zona rural ES UN LUJO

En los recintos rurales de Guayas, no todos los menores de edad culminan la etapa escolar. Las condicione­s de las vías impiden el traslado a los planteles

- F LOR LAYEDRA TORRES Especial para Expreso

Hay que voltear la mirada al sector rural, pero ya. Aunque el país tiene muchas necesidade­s, está descuidand­o la formación de la niñez, adolescenc­ia y juventud ecuatorian­a.

Denisse B., de 15 años, nos recibe en la sala de su casa, ubicada en el recinto San Miguel de El Morro, parroquia rural de Guayaquil, provincia del Guayas. En lugar de estar en el colegio, está en la casa de su padre, con un biberón en sus manos. Ella desde hace dos meses es madre y admite que ha sido difícil hacerse cargo de un bebé. Su pareja tiene 21 años, pero no trabaja.

Ellos viven en la casa del padre de la adolescent­e, quien se dedica a la albañilerí­a y es quien sostiene a 10 personas. La hermana mayor de la adolescent­e tiene 19 años y también es madre de un bebé. A diferencia de esta joven, Denisse no terminó sus estudios básicos y los abandonó a los 11 años. ¿Por qué? Porque no le iba bien en matemática­s.

Llegar a este sitio no es fácil ni barato, indican los moradores. Se ingresa por la comuna San Antonio del cantón Playas, provincia del Guayas, pero en motociclet­a. Las vías, de segundo y tercer orden, son rústicas. Desde ese punto hasta el recinto son aproximada­mente 8 kilómetros, en los que los conductore­s tratan de esquivar las grandes depresione­s y desniveles que hay a lo largo de los caminos. Pero es imposible.

Hace cinco años, Víctor Riera estableció junto a 15 motociclis­tas una estación de mototaxis en la entrada de la comuna San Antonio, en el cantón Playas, provincia del Guayas. Ellos trasladan a la gente desde ese punto hasta los recintos San Miguel, San Juan, Los Pocitos, Sitio Nuevo, parte de Ayalán y las camaronera­s, o viceversa.

Esto porque son pocos los vehículos que se atreven a transitar por la larga vía. Algunos tratan de aprovechar los grandes camiones que van hacia las camaronera­s para llegar a sus domicilios, porque trasladars­e en moto o en automóvil es caro.

Justamente por eso, María Bohórquez, de 20 años, tuvo que aceptar la decisión de sus padres de no ir más al colegio. Aunque ella no estaba de acuerdo con eso, no pudo hacer nada. Su sueño de ser enfermera se desvaneció ese día.

Desde hace tres años ya no estudia porque “a veces no hay plata para poder estudiar”, argumenta Bohórquez. Sus progenitor­es no podían seguir pagando la movilizaci­ón de ella y de sus cuatro hermanos desde su casa, ubicada en el recinto Sitio Nuevo, hasta el cantón Playas, donde está el colegio. Caminar hasta el centro de estudios no es posible.

Si iban los cinco hermanos significab­a que semanalmen­te debían pagar 50 dólares, pero el padre de la joven no siempre tiene trabajo. Así que tanto ella como su hermano mayor tuvieron que sacrificar­se. El joven también tuvo que empezar a laborar.

En Sitio Nuevo hay una escuela. Los menores pueden estudiar allí, siempre y cuando los profesores no falten, aunque en invierno la vía no es accesible. Para asistir al colegio, los padres deben contratar un vehículo o un taxi para que sus hijos lleguen hasta San Antonio, donde deben tomar uno o dos buses hasta Playas o Progreso. Y de igual forma para retornar a sus hogares.

Este es uno de los motivos por los que varios menores no continúan sus estudios hasta cursos superiores, dice Elizabeth Bohórquez, presidenta de la comunidad de Sitio Nuevo y madre de una adolescent­e. Desde los 12 o 13 años, los adolescent­es deben trabajar en las camaronera­s o haciendas de la zona, con bajos salarios y sin seguridad social, para ayudar económicam­ente a sus familias, explica.

Bohórquez indica que los padres también optan por no enviar a las mujeres a estudiar porque no les gusta que ellas se suban en una moto para ir a los centros educativos, por lo que se quedan en casa colaborand­o con los quehaceres o a cuidado de sus hermanos. Debido a eso, muchas se van a vivir con su pareja y son madres a temprana edad. Esto es algo que ha sido común en estos poblados y todavía no cesa.

Yadira Pazmiño tiene 37 años y es madre desde los 17 años. De su primer compromiso tiene dos hijos, un joven de 20 años y una adolescent­e de 17. Tras la muerte de su cónyuge, por cáncer, rehízo su vida y ahora tiene una niña recién nacida.

Aunque dejó el colegio por trabajar en una tienda y tener dinero para obtener las cosas que ella deseaba, ahora Pazmiño se arrepiente. Hoy en día, lo que gana no le alcanza para cubrir las necesidade­s de su familia.

Denisse J., de 13 años, también abandonó sus estudios. Aunque le dijo a su abuela que era por temor a la delincuenc­ia, en realidad no le iba bien en matemática­s. A los 12 se retiró.

En estos recintos es común que los jóvenes abandonen los estudios. La tía de Dennise B., por ejemplo, también tuvo que dejar la primaria cuando era niña. Hoy tiene 69 años, depende económicam­ente de su hermano y vive con él. Comenta que este no pudo pagar la universida­d del hijo mayor, porque su salario no le alcanza y no siempre tiene trabajo.

La Constituci­ón determina que “la educación es un derecho de las personas a lo largo de su vida y un deber ineludible e inexcusabl­e del Estado”. Además señala que “se garantizar­á el acceso universal, permanenci­a, movilidad...”. Pero en el sector rural no es así.

A la presidenta de la comunidad le indigna que estos recintos hayan sido olvidados por los gobiernos locales y central. Dice que en invierno un auto puede llegar a cobrar entre 10 y 15 dólares y que incluso muchos prefieren no llevarlos debido al estado de la vía, pues los conductore­s sostienen que si sus vehículos sufren un daño, el costo de la reparación sería superior al precio de la carrera y eso no les es rentable.

YADIRA PAZMIÑO Habitante del recinto Sitio Nuevo

A mi hija le digo que no se haga de compromiso, que estudie porque es importante y que no repita mi error.

MARÍA BOHÓRQUEZ Moradora del recinto Sitio Nuevo

Ayudo a mi mami a hacer las cosas en la casa. No puedo trabajar porque como viro el pie dicen que soy discapacit­ada.

 ?? ??
 ?? FLOR LAYEDRA TORRES / EXPRESO ??
FLOR LAYEDRA TORRES / EXPRESO
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador