El velorio del policía asesinado se hizo en el recinto que lo vio nacer
Las investigaciones siguen en curso para dar con los responsables
Mirando el féretro de Carlos Luis Hidalgo Román, sumida en dolor, Sara Pantaleón recordaba los momentos felices que pasó hace 20 días junto a él.
El cabo segundo de la Policía Nacional le juró amor eterno en una iglesia evangélica de su natal recinto Los Compadres, del cantón Santa Lucía, en Guayas.
Pero esta felicidad duró poco en este hogar recién formado, luego de que el agente fue asesinado junto a otro compañero cerca del mediodía del lunes 13 de abril, en el kilómetro 13 de la vía a Samborondón, cuando cumplía con un trabajo investigativo. Fueron emboscados por un grupo de terroristas.
A Hidalgo, de 30 años, lo balearon dentro del vehículo en el que se movilizaba. Su compañero, Jordán José Jaime Jaime, corrió herido hasta una guardarraya donde los delincuentes lo remataron a tiros.
En el ataque también mataron a un civil, quien al parecer era un informante.
El velorio del cabo Hidalgo se desarrolló en medio de la consternación de sus familiares y amigos, quienes no podían comprender la forma en la que lo asesinaron.
Encima del ataúd colocaron una bandera del Ecuador y uno de los gorros que utilizaba Hidalgo cuando se ponía el uniforme policial.
Entre lágrimas, Pantaleón manifestó a EXPRESO que el último mensaje que el uniformado le escribió al celular fue a las 08:30 del 15 de abril donde le informó que ya se iba a trabajar. “Yo le expresé que se cuidara mucho. Después de varias horas me enteré de su asesinato”, recalcó la viuda.
Hidalgo era el mayor de dos hermanos y ayudaba a su madre y a su padre, quien hace 20 años falleció. Bella Román, madre del cabo segundo, expresó que él siempre estaba pendiente de ella, “quedo totalmente desamparada. Desde pequeño me decía que quería ser policía. Tras cumplir su meta, ha recibido muchos reconocimientos, pero ahora se me va para siempre, la alegría del hogar”, señaló.