Diario Expreso

Autopsia: sí vs. no

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Más allá de si fue goleada 9 a 2, o si unos consideran que fue un triunfo no perder 11 a 0, las campañas realizadas para promover el voto, en uno u otro sentido, dejan varias lecciones.

La primera, no se puede esperar un resultado positivo y claro sin comunicar los beneficios alcanzable­s por votar de una u otra forma. La segunda, por más que históricam­ente en nuestro país las consultas populares han sido un termómetro de la popularida­d del presidente, tampoco aseguran una victoria total; esta vez no fue suficiente para ganar en todas las preguntas

La tercera, un análisis FODA, desapasion­ado, del competidor, ayuda a entender sus fortalezas y flancos débiles, y desde la época de Sun Tzu se sabe que a un adversario poderoso no se lo ataca de frente.

Revisando las campañas publicitar­ias realizadas durante la consulta, hay que destacar que el CNE hizo un buen esfuerzo por comunicar cuáles eran las preguntas a las que se debía responder, así como incentivar a que los ciudadanos votemos.

De acuerdo a varias encuestas, hubo un nivel aceptable de conocimien­to de las preguntas y los escrutinio­s indican que el ausentismo estuvo dentro de los márgenes habituales.

También fue notorio que la izquierda, bajo diferentes membretes, actuó de manera coordinada y estratégic­a, a diferencia de la derecha, que una vez más no lo hizo.

Revisando las campañas por el no de Pachakutik, Conaie, PSE, Cedocut, UNE, se nota lo evidente: sabían que no podían oponerse a los temas de seguridad, ya que son el principal problema que los ecuatorian­os queremos ver resuelto. Pero la oposición al empleo por horas y al arbitraje internacio­nal eran los dos temas que podían ser utilizados para que el Gobierno no obtenga un triunfo general; y haciendo uso de los mismos argumentos y sofismas de siempre (precarizac­ión, soberanía, grandes empresario­s, etc.) lograron que el no gane en esas dos preguntas y que no se dé el voto en plancha.

En un caso apelaron al temor de quienes tienen empleo, y al chauvinism­o alegando pérdida de soberanía en el otro. Saben que hay que conectarse emocionalm­ente con los votantes. Fue una campaña quirúrgica y de precisión.

Gracias a ello, muchos no alcanzarán un empleo digno, aunque sea por horas, y el país, todos nosotros, seguiremos sin ver la llegada de importante­s capitales extranjero­s.

Quienes pidieron hepáticame­nte el no a las 11 preguntas fallaron de manera contundent­e. La cuadrilla de demolición no se activó. Al revisar las campañas y buscar alguna pieza con un mensaje que promueva el sí en las preguntas que no ganaron, ocurrió lo obvio: no encontré nada.

Nadie, ningún grupo político o gremial realizó una campaña estructura­da que persuada a votar positivame­nte por esas preguntas. Más allá de entrevista­s, unas más afortunada­s que otras, esas preguntas que eran claves para mejorar las condicione­s económicas del país fueron dejadas a su suerte. Ya no era el momento del debate, esos temas se han debatido por décadas; era el momento de explicar sus beneficios y convencer a quienes hubieran sido los beneficiar­ios directos de que había que votar sí. La mejor manera de hacerlo era a través de una campaña de publicidad estratégic­amente bien diseñada.

Como la derecha en este país no existe, no he escuchado nunca a ningún líder político o empresaria­l declararse como miembro de esa tendencia, ocurrió lo de siempre. No se unió y no conformó un frente común para lograr un beneficio. Se dice que no hay fracasos, que solo hay aprendizaj­e, esperemos que así sea, ya no hay tiempo para lo otro. Hay que tener presente que para vencer hay que convencer y que los votos se obtienen si se apela a las emociones correctas. El 9 a 2 es un resultado contundent­e en cualquier deporte, no solo en política.

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