Diario Expreso

De Esparta hasta Guayaquil

- ABELARDO GARCÍA CALDERÓN colaborado­res@granasa.com.ec

Basta con dar una mirada a vuelo de pájaro sobre nuestro entorno actual para caer en cuenta de cuán lejos estamos del modelo de la madre espartana y de aquella imagen de entereza, de talante y discurso cuando daba al hijo el escudo de guerra.

Claro, evidenteme­nte ha corrido muchísima agua debajo del puente y por supuesto que son otros tiempos los que vivimos, pero la imagen valiente de esa madre correctora, formadora, va ya quedando en vías de extinción.

Hace algún tiempo nos encontrába­mos en una de las clásicas salas de espera. Había pasado el paciente anterior y mi mujer y yo estábamos en silencio, cuando de repente timbró el teléfono. La asistente lo tomó y contestó.

No dijo una sola palabra, únicamente oyó, hasta que haciendo un esfuerzo porque no se la escuchara dijo: “Pero eso no se puede consentir”. “Está muy malcriado y hay que retarlo”. Algo más le dijeron y ella, armándose de valor, pidió ponerlo al teléfono.

Cuando esperaba yo oír una reprimenda o al menos un llamado de atención, escuché el susurro de una madre que casi suplicante le decía a su hijo: “Pero hijito, eso no se hace”.

Satisfecha de haber corregido a su niño y de haberlo reprendido, pidió hablar una vez más con la nana o persona de cuidado: “Ya hablamos a mi regreso”.

De la madre espartana, por supuesto, no le queda nada a la madre guayaquile­ña.

Siente que a ratos debe pedir perdón por formar, por corregir, por hacer llamar la atención. Siente que su rol es apoyar, abrazar y apoyar al niño, diga lo que diga, haga lo que haga; y después aspira a que crezca bien formado, con respeto, valores y principios.

Si los padres de hoy no asumen el ser primeros formadores y escuela doméstica, llevan la batalla perdida.

Muy pronto recibirán noticias tristes sobre el comportami­ento de sus hijos en las clases, con los amigos, etc.

El tiempo de formación, el tiempo de trasmitir hábitos de comportami­ento se agota temprano en la vida.

Obviamente, se los podría reencontra­r más adelante, pero es bastante difícil, no tan eficiente ni adecuado.

Si los padres de hoy no asumen el ser primeros formadores y escuela doméstica, llevan la batalla pérdida.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador