Ingapirca conserva el arte indígena
Habitantes dicen que, años atrás, en el complejo había más figuras talladas en piedra. El lugar es concurrido, especialmente en las fiestas tradicionales.
La cara del inca Huayna Cápac tallada sobre roca, con una seriedad evidente, luce majestuosa en el cerro ubicado junto al Templo del Sol, en el Complejo Arqueológico de Ingapirca, provincia de Cañar. Desde la parte baja de un camino peatonal y de tierra se aprecian claramente los ojos, la nariz y la boca del prócer indígena. Es parte de los atractivos turísticos del sitio.
Cristina Guallpa, una hiladora que todos los días se ubica a la entrada del camino que conduce hacia la cara del inca, dice que sus abuelos le contaron cuando era niña que ahí hubo dos caras. Habrían sido talladas por los incas, pero con la llegada de los españoles, tumbaron una.
El cuento sigue vigente entre los nativos de la parroquia Ingapirca, a 17 kilómetros del centro cantonal de Cañar, donde se hallan los vestigios arqueológicos que fueron el templo y fortaleza de los cañaris e incas.
En los relatos se dice que también hubo otras obras talladas, como la cara del sol, la cara de la luna, los juegos del inca, también formados en la roca. En estos sitios los antepasados rendían homenaje y pleitesía al inca.
¿Verdad o inventos?, cuestionan unos habitantes. Para Ángel Angamarca, quien reside junto a los terrenos donde se asienta el cerro, esto es un misterio. Incluso, refiere que hay otra leyenda que argumenta que las figuras fueron creadas por seres extraterrestres.
Al sitio llegan principalmente turistas extranjeros como parte final del recorrido por las ruinas arqueológicas alrededor del templo. Cristina Guallpa, una artesana de la zona, aprovecha las visitas para ofrecer sus productos, prendas de vestir tejidas en lana.
Guallpa y Angamarca coinciden en señalar que, según los relatos de los abuelos, la comunidad había impedido que, en 1942, se destruya la cara inca. Pero no recuerdan quiénes querían atentar contra la obra.
En este sitio histórico y ancestral, la demanda por conocerlo aumenta en el mes de ju- nio, con ocasión de las fiestas del Inti Raymi o Fiesta del Sol. Sin embargo, en el resto del año llegan grupos dirigidos por agencias de turismo, explican los dos nativos de Ingapirca.
La zona data del siglo XV y es considerada como la joya ancestral más importante del país. El recorrido por todos estos lugares dura aproximadamente 50 minutos.
Todos los días, desde las 08:00, están disponibles tours guiados cada 20 minutos. Son unas 400 hectáreas de terreno.
En el centro se halla el santuario donde los cañaris e incas, aprovechando el solsticio de verano, cada 21 de junio agradecían al sol y a la Pachamama por las buenas cosechas.
Se recorre por unas camineras formadas por piedras gruesas. Una vez allí se puede admirar la réplica de una vivienda incaica, de paredes de piedra cortada y adobe en su parte alta; con techo a dos aguas y estructura de madera y carrizo, amarrados con cabuya y cubierta con paja de páramo.