Tres suicidios en 2 días
Un adolescente fue encontrado en un tanque de agua vacío en San Fernando. Dos venezolanos también tomaron la fatal decisión, al norte.
Aproximadamente a las 17:00 del sábado, los agentes y los padres llegaron hasta el parque de este barrio, cuando un vecino -que recoge hierba en lugar- se acercó a los gendarmes y alertó de la presencia de una persona fallecida en la cisterna.
López relató que el padre de Darwin se acercó y reconoció el cuerpo del joven, que además vestía la misma ropa con la que lo habían visto por última vez.
“Aparentemente se quitó la vida por problemas sentimentales, la chica había terminado con él porque supuestamente andaba con malas amistades”, manifestó López.
Los progenitores preguntaban qué debían hacer, querían llevarse pronto el cuerpo de su hijo, que el próximo 3 de marzo cumpliría 16 años, para velarlo y despedirse de él.
Al parecer, Darwin ya había dado indicios de su fatal decisión, pues le escribió un correo a su exnovia diciéndole que “si le pasaba algo, le dejaba su clave de Facebook”, dijo la agente.
En el lugar lo encontraron con su mochila roja y su inse-
parable patineta. La Unidad de Criminalística recogió los indicios para realizar las investigaciones. El cuerpo, en medio de los gritos de la madre, fue llevado hasta la morgue para realizarle la autopsia.
Según los vecinos, ese tanque vacío es presuntamente un lugar de refugio para personas que consumen drogas y alcohol.
OTRO CASO
Eran las 07:00 de ayer cuando Luis Salazar lo vio llegar al edificio en construcción. “Don José, el guardia de la noche, le entregó el turno. Parecía tranquilo”, comentó el encargado de seguridad.
Habían pasado pocos minutos, cuando los vecinos de las calles Bélgica y Eloy Alfaro, en el norte de Quito, observa- ron a Kevin caer desde el décimo piso de la obra.
“Parece que la depresión le ganó. Era venezolano y tenía a la novia por allá. Siempre contaba que en julio se iban juntos para Argentina”, agregó.
Salazar lo describe como un muchacho callado, aunque muy amable. La mañana del incidente, su hermana llegó al lugar.
“Estábamos tratando de localizarla, incluso a otro compañero guardia que vivía con él y que trabaja en el restaurante junto a la obra”, precisó Jhonny Cedeño, otro empleado de seguridad.
El hecho los entristece, sobre todo, porque no pudieron hacer nada por su amigo. Desde la vereda miraban a los
uniformados que realizaban las diligencias en una terraza del segundo piso, donde terminó el cuerpo.
“A mí me mostraron la foto para que lo reconociera. Estaba boca abajo y sangraba por los oídos”, agregó Luis.