Impulso para mejorar vidas
Madres y niños son favorecidos por la ayuda de algunas instituciones no gubernamentales.
María Luisa Pérez aún no es abuela, pero ansía hacerle las pijamas a sus nietos. Ella necesitaba sentirse útil y generar un ingreso económico en su hogar, por lo que tomó un curso de costura.
Aconsejada por una amiga, María Luisa, de 55 años, acudió a una fundación donde enseñan oficios varios, entre ellos corte y confección.
Paralelo a las prendas aprendió a elaborar sábanas, línea en la que emprendió su negocio.
Confecciona estas prendas y dice que le ha resultado provechoso. De a poco ha ido incrementando su producción, lo que le ha permitido adquirir mejor maquinaria.
Ruth Mejía Coronel es otro caso de éxito de esta clase de cursos. Ella, en cambio, se decidió por la panadería y pastelería, “un curso barato en comparación con otros lugares donde también lo ofrecen. Y es completo, súper práctico”, dijo.
En Guayaquil, la fundación Sánchez Aguilar ofrece talleres de oficios a bajo costo y tam- bién otorga becas a niños y adolescentes para que puedan realizar su etapa de colegio en alguna institución educativa.
Claudia Pinargote Delgado, coordinadora de proyectos de la fundación, explica que las becas se entregan para ayudar a familias de escasos recursos.
Daniel Gavilanes tiene a su hijo Gabriel, becado en el colegio San Agustín, bajo este programa de ayuda. Los seis años de su colegiatura ha estado cubierta bajo la beca.
Actualmente, el programa mantiene becas a 75 chicos de promedios sobresalientes o que se encuentren en situaciones más vulnerables.