BAILARON AL SON DE ECUADOR
Maquillaje, joyas, escarcha, papel, ropa colorida y autóctona, entre otros implementos, eran parte del vestuario que estudiantes de algunos colegios de Quito utilizaron en sus coreografías.
Los alumnos presentaron un espectáculo en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana como parte del tercer Intercolegial de Danza Folclórica, el pasado viernes.
Hace tres años nació el concurso en los patios del Colegio Quito. Ana Lucía Rengel fue la precursora el evento.
Contó que siempre ha sido fanática de las coreografías y como profesora de aquel lugar decidió que era importante integrarse con otros establecimientos, así que hizo una convocatoria.
En 2018 cambiaron de escenario y lo desarrollaron en el Teatro México. Este año no podía permitirse que sea en un sitio más pequeño, así que logró que el Teatro Nacional les abriera las puertas, comentó.
También aprovecharon para celebrar los 50 años de fundación de dicha institución educativa.
Jaime Loachamín, director artístico del colegio Mejía, explicó que con un grupo de chicos interpretaron bailes de Pichincha e Imbabura, “la primera parte de la coreografía es muy ceremonial y usamos velas para dar las gracias al taita (padre) Sol”.
Su baile fue una combinación de dos culturas, que a su criterio son las más representativas en la Sierra, “sin desmerecer a los otros”.
Aleister Miranda vestía un traje con plumaje, estaba disfrazado de cóndor y para él fue un honor y una gran responsabilidad caracterizar a esta ave. Él, junto con sus compañeros del Colegio Consejo Provincial de Pichincha, intentaron plasmar los elementos del Escudo Nacional en su danza. “Fue muy emocionante y bonito porque quisimos dar un homenaje”, comentó nervioso después de su presentación.
Entre todos se organizaron para ensayar fuera de clase y colaborar para la creación de los atuendos.
Instituciones como el Montúfar, Mejía, Fernández Sal-