Nosabenquélepasóalchamito
El infante apareció en el piso ensangrentado. Acompañaba a su progenitora a vender.
Lo vio en el piso, recostado y sangrando. Lorena (nombre protegido) no lo escuchó gritar, por eso no podía entender qué había pasado con Gabriel, su primogénito.
Minutos antes, una camioneta se estacionó junto a la mujer para comprarle las golosinas que la extranjera vendía en un semáforo de una calle en Guamaní, en el sur de Quito. El conductor también ofreció regalarle algo para el niñito de 2 años que estaba parado junto a mamá.
La transacción fue bastante breve y el vehículo se alejó. De repente, cuando
Lorena regresó la vista al infante, lo halló en el piso malherido.
El bebé fue trasladado a una casa de salud del norte de Quito, pero nada se pudo hacer para salvarle la vida. “Hace apenas unos meses había cumplido dos años. Siempre estaban juntos, nunca había pasado nada”, precisó una allegada.
Fue en agosto del año pasado cuando Lorena, su esposo y el niño llegaron a la capital desde su natal Maracaibo, Venezuela.
Tenían sueños de una vida mejor y junto con sus vecinos emprendieron viaje hasta Ecuador. Se asentaron en el sur de la capital y con la venta de dulces sostenían la economía del hogar. Incluso, les alcanzaba para enviar algo de dinero a sus familiares que quedaron allá.
Sin embargo, la felicidad terminó cuando un insólito accidente acabó con la vida del único hijo de la pareja. Al momento se investiga qué ocurrió en aquella escena y qué vehículo estaría involucrado en el siniestro.
Mientras tanto, la familia de Gabriel decidirá qué hacer con la criatura. Entre sus opciones está la cremación para poder llevar sus cenizas con ellos si deciden volver a su país.