Sufrida muerte súbita
Liverpool levantó la copa después de dominar el partido y ver su arco caer en los últimos minutos.
Liverpool tuvo que sufrir mucho antes de levantar la copa. Y es que, después de haber dominado todo el partido y cuando parecía que se llevaría el título con cierta facilidad (e inclusive con una posible goleada), su rival, Victoria, empató en los últimos minutos del cotejo y llevó la definición del campeón a los tiros penales.
La escuadra roja tenía el triunfo en el bolsillo, en la final de máxima de la liga barrial Wilson Monge, ubicada en el sector del Comité del Pueblo, en el norte de la capital. Apenas iniciaba el partido cuando
Andrés Morales abrió el marcador. Pocos minutos más tarde, Luis Picuasi puso la segunda para Liverpool.
Los campeones dominaron las acciones y acorralaron a Victoria, al punto que la escuadra blanca con rojo casi no tuvo vías de salida para, si quiera, intentar llegar al arco rival. Pero como en el fútbol no cabe la lógica –o la justicia–, Victoria marcó dos goles cuando solo faltaban cinco minutos para que se acabara el cotejo. Con eso, ambos clubes se fueron a la definición por los tiros penales, ronda que también estuvo muy reñida y sufrida para las hinchadas.
Después de quedar igualados en los cinco primeros cobros, Liverpool y Victoria se fueron a la muerte súbita. El meta rojo Hugo Navarrete atajó la primera de Victoria, y fue Carlos Quinteros quien cobró el penal del triunfo para que, después de tanto padecer, Liverpool diera la vuelta olímpica y se quedara con el pesado trofeo del escenario barrial.