¡Del camino
Si de comer algo rico se trata mientras se viaja desde Guayaquil a Playas, Santa Elena o Posorja y viceversa, la parada obligada es en Progreso, parroquia rural porteña. El olor de varios aperitivos es una invitación a ‘matar’ el hambre.
Las humitas, carne en palito, tortillas de maíz, choclo, papa rellena, maduro lampreado, choclo con queso, jugos naturales y una diversidad de ofertas gastronómicas están disponibles para los turistas.
Cerca de 100 vendedores ofrecen estos productos a los pasajeros de los buses que circulan por la zona o a los ocupantes de
vehículos particulares.
J a c i nt o Reyes, presidente de la Asociación de Comidas Tradicionales (Asocompro), que agrupa a los comerciantes del sector, dice que los alimentos son elaborados c on l o que produce la zona agrícola y ganadera del lugar, como el maíz, el verde, leche y queso; así como la naranja y el limón. Solo el coco se trae de otros l ugares, mientras que los chorizos provienen de Cuenca.
Leonardo Urdanigo, quien vende papas rellenas, revela que todo se cocina de acuerdo a la demanda. Si el producto se acaba al mediodía se prepara otra tanda para la tarde. “Aquí nada es guardado para el otro día. Por eso el grito y nuestro lema es: ¡papita caliente, papita caliente! Otro grito es tortilla de maíz que quema la mano”, asegura el vendedor.
Pero no todo se promociona en los buses y en la vía pública. Hay un centro gastronómico en ambos lados de la carretera, Salinas - Playas - Progreso, que ofrece lo mismo que los vendedores ambulantes, pero con más comodidad.