Una feria juntó a los artesanos de Playas
Su cuerpo está aferrado a una silla de ruedas desde hace 17 años como consecuencia de una enfermedad hereditaria que también la tienen sus dos hermanos, con las piernas inmóviles.
Washington Sicouret tiene un 85 % de discapacidad, pero sus manos y su mente están activas y hábiles para seguir dando forma a pedazos de troncos de balsas.
Así va tallando peces, delfines, aves de mar, tortugas y todo lo que se mueve en el mar y la tierra; los dibuja en los troncos de madera, los corta, lija y con un cautín los va pirograbando. Le agrega detalles: ojos, plumas, garras...
Lleva en esto el mismo tiempo que tiene inmóvil de la cintura para abajo. Un cuarto de ocho metros cuadrados y una mesita de menos de un metro es su taller de trabajo, que lo utiliza también como dormitorio, en el barrio Santa Isabel, al noreste del cantón General Villamil.
Antes de ser artesano era albañil, electricista, hacía de todo, dice Sicouret, de 50 años, mientras talla una tortuga delante de muchos turistas en el malecón Jambelí, hasta donde llegó con sus herramientas para participar en una feria.
Justino Crespín, otro participante de esta feria, hace muebles, decoraciones y otros objetos de muyuyo. Él, con más suerte que Washington, vende sus artesanías y es conocido en el país; heredó el arte de su padre Bonifacio Crespín (+), conocido como el Rey del Muyuyo.
Félix Mite con sus balsillas y velas multicolores también formaba parte de los 80 artesanos que asistieron a la feria.
También el arte se reflejaba en jarrones, gorras, cuadros y otros artículos hechos de manera artesanal, con motivos y paisajes de Playas, como: embarcaciones, monumento al pescador, la Virgen de las Mercedes, patrona de Playas.
Entre los muchos objetos tallados de Sicouret estaba la réplica del monumento al pescador, que está ubicado en las calles Guayaquil y Pablo Mazzini, al que solo lo ha visto en fotos y, basándose en la gráfica, lo hizo en dos días.
El emprendedor sueña con un museo en su cantón. Él quisiera que los artesanos se unan para pedir que se cree el museo artesanal de la balsa, el cual debería estar en el malecón, aprovechando que falta de construir la segunda fase.
Su sueño es que el museo sea todo de balsa y piso de arena, donde se vendan todas las artesanías. En el lugar se conservarían las artes de pesca artesanal, se capacitaría a los que quieran aprender artesanías, se ubicarían las fotos de los primeros pescadores y otros componentes de la historia de Playas.
“No quiero que me tengan compasión, solo que se dé un espacio a mis ideas, para que todos los artesanos seamos valorados y su talento quede plasmado en lo que ellos saben hacer”.
Indica que antes de dejar este mundo quisiera que su arte lo aprendan otros, para que este tipo de artesanía nunca muera.
80 ARTESANOS
se sumaron a la feria de emprendedores.