¡Lluvia de fuego!
El pasado sábado, los bomberos combatieron la candela desde las 15:00 hasta las 23:30. Pero ayer, al amanecer, los escombros se volvieron a prender. El negocio afectado funcionaba desde hace un año.
El humo y las ondas de calor invadieron los edificios que estaban alrededor de la bodega que se incendió a las 15:00 del pasado sábado, en la esquina de las calles Chimborazo y Capitán Nájera, en el centro-sur de Guayaquil.
En el lugar, ardieron productos de plástico altamente inflamables y las llamas provocaron que ciertos objetos se derritieran y se desplegaran hacia la fachada, para luego proyectarse al parterre.
Por instantes, los fragmentos que caían desde el galpón, ubicado en el tercer piso de la edificación, aparentaban una lluvia de fuego. Desde un hostal cercano al sitio del siniestro fueron captados algunos videos en los que se observan las impactantes escenas.
El incendio fue combatido por al menos 400 bomberos, quienes trabajaron sin parar hasta las
23:30, porque, al parecer, todo estaba controlado, comentaron algunos lugareños.
Sin embargo, con el amanecer, ayer también despertó el fuego, pues ciertos tramos se volvieron a encender y los especialistas corrieron nuevamente para sofocar las llamas, esta vez de pequeña magnitud, aunque complicadas de apagar.
Los bomberos llegaron con un camión equipado con una escalera mecánica, pues su trabajo se enfocaba en la bodega del tercer piso y los accesos del edificio estaban cerrados por seguridad, pues no se habían hecho las inspecciones a la estructura.
No obstante, ese trabajo está previsto para hoy, pues primero debían acabar con todos los focos de fuego, comentó en reserva un supervisor municipal.
Martín Solís Plaza, un pintor que a las 06:30 se movilizaba en una unidad de la Metrovía, relató que desde la calle Chile vio la humareda y decidió bajarse para observar qué ocurría.
“Esto ayer (sábado) fue un infierno y como hoy vi humo nuevamente, quise bajarme. Es como si la pesadilla hubiera regresado para la gente de este sector. Todavía huele todo a humo en la calle”, expresó el hombre.
Y el olor no solo era en la vía pública, porque dentro de los edificios también estaba impregnado. Dígar Landín, quien habita en un apartamento de un segundo piso, comentó el malestar que generaba estar dentro de los pasillos.
Es por eso que sus familiares, entre ellos una menor de edad y un adulto mayor, se cambiaron temporalmente a la casa de otros parientes. “Es sobre todo por cuestión de seguridad. Nosotros estamos justo diagonal al lugar de los hechos”, enfatizó.
Además, mencionó que el negocio afectado funcionaba en el lugar desde hace un año, aproximadamente, después de que remodelaron la fachada de un antiguo edificio y construyeran la estructura que luego se convirtió en bodega y que ahora fue consumida por el fuego.
ENERGÍA
El servicio eléctrico del sector permanecería suspendido hasta controlar completamente la emergencia.