¡DISCUSIÓN LE SALVÓ LA VIDA!
Allegados dicen que madre se opuso al viaje y eso determinó que la menor no fuera otra de las víctimas.
Una discusión salvó de la muerte a una niña, de 7 años, la madrugada del pasado domingo. Se trata de la hija de Jefferson Israel Espinales Zúñiga, el joven que conducía el automóvil que se estrelló contra un bus de transporte público, en la vía Guayaquil-Santa Elena.
En el percance murieron Espinales y las tres personas que lo acompañaban: su enamorada, Melany Dennisse Montoya Macías, y sus amigos Lady Mishell Hurtado Guzmán y Sergio Alexander Neira Torres, quienes también eran pareja.
Ayer, las causas del hecho aún eran indagadas por los peritos de la Oficina de Investigación de Accidentes de Tránsito (OIAT), mientras que los restos de las víctimas permanecían en el Laboratorio de Criminalística, del Puerto Principal, pues en el choque sus cuerpos se desmembraron y los forenses trabajaban para unir sus partes.
En la cooperativa Mariuxi Febres Cordero, del Guasmo, en el sur de la urbe, había consternación por el deceso de Espinales.
Dora Granja, una vecina, comentó que “fue muy doloroso amanecer con una noticia así, sobre todo porque era alguien a quien conocíamos y apreciábamos. El accidente fue como a las 05:00 del domingo y por redes sociales se conoció casi de inmediato lo que había pasado”.
Hugo Bravo, otro lugareño, recordó que Jefferson Israel era “una persona tranquila. Él ayudaba en la economía de su hogar y también tenía una hija que estaba bajo sus cuidados”.
Y fue a ella a quien habría intentado embarcar en su vehículo, para también llevarla a disfrutar de las playas de la Península, como habría planeado. Sin embargo, no lo consiguió.
“Tuvimos una pelea porque se me la quería llevar (...), pero gracias a Dios no se la llevó, sino también hubiera estado ahí entre las víctimas”, sostuvo Joselyn Lazo, la excónyuge de Espinales.
La mujer contó que se separó de Jefferson hace aproximadamente dos años y que la relación que mantenían era buena.
“Conversábamos por nuestra hija y él siempre se hizo cargo de todo. Ella vivía con él, pero los fines de semana se quedaba conmigo. Él no le hacía faltar nada. En ese sentido era muy responsable, pero le gustaba divertirse, la vida alegre”, añadió la exconviviente.
Lazo también mencionó que su expareja trabajaba como supervisor en una compañía exportadora, dentro de un puerto de Guayaquil, y que hace poco tiempo habría sido ascendido, pero no sabía a qué cargo.
“Tenía un buen empleo. Su carro era nuevo y él, además, era el pilar de su hogar, puesto que era el único hijo varón”, acotó Joselyn.
A pocas cuadras de la casa de Jefferson se crió Melany Dennisse, en la cooperativa Derecho de Los Pobres. En el sitio, aún habitan algunos parientes, quienes comentaron que ella era estudiante universitaria y que estaba a un año de graduarse como ingeniera en Administración de Empresas.
“Mi hermana tuvo dos hijos: un varón y Melany. Ella no deja hijos, pues estaba dedicada a su carrera. Ella creció aquí, pero hace unos años se fue a vivir a Socio Vivienda (noroeste), porque les salió la oportunidad de tener una casa”, mencionó Hendry Macías, un tío de la víctima.
En la casa de la joven, en cambio, sus allegados evitaron hablar. Pidieron respetar su privacidad, al igual que los familiares de los otros dos fallecidos, quienes también eran de sectores del sur porteño.
IDENTIFICACIÓN
Los familiares debían solicitar fichas de las huellas dactilares de las víctimas, en el Registro Civil, para confirmar las identidades.