¡NAVIDAD DESDE NOVIEMBRE!
La insólita medida incluye el pago de los exiguos bonos y la organización de fiestas mucho antes.
Justo el Día de los Difuntos, el mandatario decretó el anticipo de la fiesta de fin de año.
Regalará un pernil si es que le alcanza y puede importarlo.
Para el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, la Navidad comenzó el 1 de noviembre, Día de los Muertos.
Esta semana ordenó que las festividades comenzaran un mes antes y que cada ministerio y gobernación hiciera una fiesta.
Ordenó que el pasado viernes se encienda la famosa cruz en el cerro Ávila de Caracas, que desde hace más de 50 años se prende el 1 de diciembre como un signo de llegada de la Navidad.
La cruz iluminó con luces amarillas, azules y rojas el Hotel Humboldt desde donde pasó revista a las celebraciones de su burocracia y bailó con su esposa.
Las luces en el cerro caraqueño eran lo único encendido esa noche en una ciudad desolada.
Caracas y Venezuela, en general, pasan por una crisis económica sin antecedentes.
Justo este noviembre cumple el país 24 meses en hiperinflación, sumido en un complejo conflicto institucional derivado de los visos de ilegitimidad del régimen de Maduro, que en enero asumió el poder para un segundo mandato basado en unas elecciones fraudulentas.
Pese a que depositaron en las cuentas de funcionarios públicos la bonificación navideña —el llamado aguinaldo equivalente a un mes de salario— y bonos atrasados, los bolívares extras no son nada frente al 35 % de contracción económica que se espera para el fin de año, la mayor del país en los últimos cinco años. Un enorme gasto fiscal sin respaldo que echará más gasolina al incendio de la inflación.
“Nadie nos va a quitar la alegría ni la paz. Nadie nos va a quitar la determinación de mantener la paz. Serán dos meses de alegría para los niños. En el 2020 vamos a florecer, y no porque yo me llame Cilia Flores, sino porque tenemos un pueblo y un presidente firme para dar felicidad a todos los hogares”, ha dicho la esposa del líder chavista.
En las últimas semanas, Maduro se ha enfrentado a una serie de protestas y paralizaciones de gremios como el de las enfermeras, profesores universitarios y maestros que reclaman mejores condiciones salariales y de vida.
Algunos sectores han amenazado con una huelga general, una paralización que ocurre de facto por el colapso generalizado del país.
El líder de la oposición, Juan Guaidó, ha convocado para el 16 de noviembre una gran movilización nacional con la intención de retomar la presión en las calles, desgastada tras 10 meses de intentos de forzar la renuncia de Maduro para iniciar una transición política.
El adelanto de las bonificaciones y el festejo, si bien lo ha vuelto una tradición desde 2015, lucen como una conjura para disuadir el descontento que se vive en el país no solo por la caída de la economía, sino por el deterioro de los servicios públicos, la falta de gasolina y de gas doméstico para cocinar.
Para gran parte de los venezolanos se vislumbran unas fiestas sin electricidad, ni agua y con poca compañía, pues la migración que forzó la salida demás de cuatro millones de venezolanos ha provocado la separación de muchas familias.
De hecho, el éxodo masivo, que este año se ha exacerbado según los informes de la Acnur, solo revela una agudización de la emergencia humanitaria.
Una situación que traerá al país al coordinador del Socorro de Emergencia, Mark Lowcock, del 4 al 6 de noviembre, según anunció este viernes la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.