¡NO LE HICIERON CASO!
Evelyn Bravo era voluntaria del Cepam y se convirtió en la víctima número 41 de femicidio este año en Ecuador. Desde la tipificación de este delito, en 2014, más de 684 mujeres han sido asesinadas en el país.
El policía que no registró el auxilio de la joven recibiría el 8 por ciento de multa de su salario.
Cuando tenía 19 años, Evelyn Carolina Bravo Bodero viajó a Quito, junto con sus compañeras de Cepam Guayaquil — una organización dedicada a la lucha por la erradicación de la violencia contra las mujeres— para pedir a la Asamblea la tipificación del femicidio. En una foto, aparece junto a ellas afuera del palacio legislativo vistiendo una camiseta morada que todas llevaban ese día, con un mensaje que promovía su causa.
Dos años después, en 2014, este delito fue incluido en el Código Orgánico Integral penal (COIP). Es justamente esa imagen —en la que aparece con el pelo rojo y la mirada atenta— la que circuló en mayo de 2019 en redes sociales, acompañada de un crespón negro y la frase “todas estamos de luto”. Sin saberlo, en ese plantón Evelyn le exigía al Estado la tipificación del crimen que siete años después acabaría con su vida.
La noche antes de ser asesinada, Evelyn recibió un mensaje de texto de su ex: “Te voy a matar”. Acudió a una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) en Flor de Bastión, noroeste de Guayaquil, pero los agentes le dijeron que no podían hacer nada porque no había señales de agresiones físicas.
Tenía 25 años y era mamá de un niño de nueve y una niña de dos. Como voluntaria del Cepam, sabía qué pasos seguir si sentía una escalada de violencia en su vida de pareja: terminar la relación, poner una denuncia en la Fiscalía y —si estaba en peligro— acudir a la Policía. Eso fue lo que hizo. Pero el 28 de mayo de 2019 recibió siete puñaladas de Jimmy Moreira en el tórax, abdomen y brazo izquierdo con un cuchillo de cocina. Todo frente a su hija. Evelyn es la víctima 41 de femicidio en este año.
“Si la Policía hubiera actuado, Evelyn seguiría con vida”, dice Lita Martínez, abogada y directora del Cepam. Es 4 de junio, un día después de la convocatoria a un plantón que exigió al Gobierno la declaratoria del estado de emergencia ante la violencia de género, tras el asesinato de Evelyn.
Se trata —asegura Martínez— de crímenes prevenibles. “En todos los casos de femicidio hay un anuncio, no ocurren sin previo aviso. No se está bien con la pareja y al otro día te mata”.
Cuando Evelyn acudió al UPC había antecedentes. El 15 de mayo —13 días antes de ser acuchillaillada— había colocado una última ima denuncia en contra de Moreira eira por violencia psicológica. Él — de quien estaba separada hacía cía siete meses— ya la había sentenenciado: “Tu familia no me puede de hacer nada, igual te voy a matar tar y luego me mato”. Según el doocumento, Evelyn solicitó en esa sa ocasión una boleta de auxilio y una orden de alejamiento.
¿MONITOREO?
En 2017, el entonces minis- tro del Interior, César Navas, ha-hablaba de un crecimiento del 72 % de los femicidios en el país. Anunció en Guayaquil, que una de las medidas de prevención sería ubicar por georreferenciación a las mujeres que denuncien casos de violencia de género para que la Policía Comunitaria realice visitas semanales.
En agosto de ese año, en una entrevista, Navas dio más detalles de lo que llamó un sistema de alerta temprana. “Cuando una mujer que reciba una amenaza ponga la denuncia (...) se va a georreferenciar su ubicación, y nosotros, a través de las UPC, haremos visitas frecuentes y también identificaremos al posible victimario”, explicó.
El sistema, aseguró Navas, ya estaba iniciado y se había levantado el registro. “Vamos a monitorear rear permanentemente”. Sin embargo, Evelyn fue acuchillada.
Entonces, ¿qué pasó con el sistema de prevención del que habló el exministro Navas? Diego Tipán, subsecretario de Seguridad Ciudadana, dice que este se ha aplicado en el distrito Quitumbe (Quito), donde —según las cifras del Ministerio— se concentraba entre 2014 y 2017 el mayor número de femicidios en el país. Bajo este modelo, se identificó a las posibles víctimas de este delito para proveerlas de un protocolo de atención especial que incluía, entre otras cosas, un patrullaje constante.
Tipán afirma que a partir de agosto de 2017, que se implementó este proceso, ese distrito pasó de ser el más conflictivo en materia de femicidio, a ser el décimo, “lo que significó una reducción del 80 por ciento”.
¿Cuánto va a tardar este sistema en llegar a todo el Ecuador? No está en planes. El objetivo del ministerio, explica Tipán, es aplicarlo en los 10 distritos (de 140 en todo el país) con más casos de femicidio a nivel nacional. Así se hizo un segundo pilotaje en Durán —el segundo con mayor número según el ministerio— y se tiene planificada una tercera intervención en Cuenca Sur, el tercero.
La Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres —que entró en vigencia en febrero de 2018— establece que el ente rector de Seguridad Ciudadana y Orden Público debe implementar dentro de los UPC “por lo menos un agente de policía especializado en procedimientos en contra de la violencia contra las mujeres”.
El subsecretario de Seguridad Ciudadana asegura que sí se cumplía este sistema en la UPC a la que llegó Evelyn y en otras en el país. El funcionario dice que se ha capacitado a por lo menos una persona dentro de los aproximadamente 1.500 UPC que existen a escala nacional para dar la atención necesaria que requiere una víctima de violencia de género: “Hemos cumplido con esa parte de la ley”.
—¿Entonces la noche que Evelyn acudió al UPC había una persona especializada en violencia contra la mujer?
—Había una persona que fue capacitada, es decir con la especialización para atender este tipo de casos.
—¿No significa eso que no está funcionando la sensibilización con los agentes?
—Es una de las hipótesis. Con la investigación de asuntos internos identificaremos si se atendió o no adecuadamente a la víctima conforme al protocolo para que se puedan prevenir este tipo de casos.
Evelyn contaba con una orden de alejamiento contra su agresor. Sin embargo, Jonathan, hermano de Evelyn, recuerda que la noche antes de ser asesinada, el agente que la recibió le dijo que no podían detener a su expareja con ese documento.
Según el mismo Tipán, lo que la Policía debe hacer en un caso así, cuando una mujer cuenta con una orden de alejamiento, es verificar en el domicilio y garantizar que el agresor no se encuentre dentro o alrededor de este.
Los agentes le dijeron a Evelyn que podían hacer rondas y colocar un botón de pánico en su celular, pero no hicieron ninguna de esas dos cosas.
Tipán asegura que la investigación está abierta y que bajo la normativa legal, la institución tiene 180 días para presentar los resultados, es decir, hasta inicios de este mes.
No obstante, Consuelo Bowen, abogada que lleva el caso en Cepam, asegura que ya han recibido una notificación por parte de la Policía. Según el documento, el agente involucrado recibirá una penalidad del 8 % de su salario. Esto, por no haber registrado la visita de Evelyn a la UPC la noche previa a su asesinato. Nada referente al incumplimiento del protocolo.
MADRE E HIJA, UNIDAS CONTRA LAS AGRESIONES
Evelyn empezó a formarse como orientadora de los derechos de las mujeres en Cepam porque su mamá, Elizabeth Bodero, se había unido a ese grupo luego de experimentar agresiones. Desde adolescente asistía a la organización, en la que conoció de cerca casos y mujeres que sufrieron violencia de género, como ella misma, como su madre.
Carol —como la llamaba su madre— era “centrada y juiciosa”, pero también alegre. “Siempre teníamos un motivo para conversar y estar juntas en este proceso”, cuenta Elizabeth, para quien no era solo su hija, sino también su amiga.
Para Evelyn, qué hacer frente a la violencia, cómo trabajarla en su comunidad y en lo personal, no era algo desconocido, dice Lita Martínez. Por eso había terminado su relación. Pero — asegura su madre— Moreira siempre le hacía promesas y volvían. Le prometía, por ejemplo, que empezaría a darle dinero semanal para cubrir las necesidades básicas de su hijo. Nunca cumplía. Eso llevó a colocar en contra de él una demanda de alimentos en julio de 2018, aun cuando seguían conviviendo.
A Moreira eso no le gustaba. Le molestaba que Evelyn fuera los sábados a compartir con sus compañeras, que formara parte de plantones. Había empezado a gritarle y halarla del cabello. “Ya me había dado cuenta”, dice Bodero.
Un día, comprobó sus sospechas. Al llegar a una reunión, se encontró con Moreira golpeando a su hija e intervino. Él agarró a su suegra del cabello, la llevó hacia la calle y la golpeó a ella también. Esa vez, Evelyn volvió a ponerle fin a la relación. Pero luego él la convenció de retomarla, alegando que era lo mejor para su hijo. Le pidió perdón, le dijo que esta vez cambiaría. Bodero decidió irse a vivir a Esmeraldas.
PREGONABA LA LUCHA...
Cuando Evelyn conoció a Jimmy Moreira, ella tenía 15 años y él 22. A pesar de haber quedado embarazada siendo aún adolescente, Evelyn culminó sus estudios. Bodero la recuerda con los primeros rastros de la gestación camuflados bajo el uniforme, el día de su graduación, en 2009. No solo obtuvo su título de bachiller, sino que, debido a sus buenas calificaciones, fue portaestandarte de la bandera de Guayaquil.
Entre las fotos que guarda su mamá, hay una en la que Evelyn aparece sonriente, con la banda celeste y blanco en su pecho, abrazada de otras abanderadas.
Luego obtuvo un título en cosmetología. Empezó a trabajar: debía generar ingresos para mantener a su hijo y, posteriormente, también a su hija. Con el trabajo dejó de asistir a las convocatorias y dejaron de verla por Cepam.
Soñaba con montar un spa: ayudar a mujeres a empoderarse a través de la belleza, hacer lo que le apasionaba, tener un negocio propio que sirviera de sustento para sus hijos.
Betty Acosta, orientadora de los derechos humanos en Cepam, recuerda que “Evelyn Carolina pregonaba lo que nosotras somos. Luchamos contra la violencia en contra de las mujeres, niños, niñas y adolescentes. Y hoy le tocó a ella”.
684 FEMICIDIOS DESDE 2014
se han registrado en Ecuador, segun la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo. Es decir, una mujer es asesinada cada 3 días.
62 MUJERES HAN SIDO ASESINADAS
por motivos de género, entre el 1 de enero y el 8 de agosto. En el 62,7 % de los casos, los femicidas fueron parejas de las víctimas.