Aprendió a jugar a ‘pata pelada’
La mamá del seleccionado se siente orgullosa, porque su hijo se ha convertido en ejemplo de superación. El volante es alternativa ante Italia.
De niño le encantaba escaparse de la casa para ir a las canchas de indor. Jugaba sin zapatos y eso le preocupaba a su madre Mayra Bravo, quien salía a trabajar y dejaba a Jeremy Fernando Farfán Bravo al cuidado de sus dos hijos mayores.
Pero aquel niño descalzo creció y hoy ‘sacará la cara’ por Ecuador ante Italia, a las 14:30, en los octavos de final del Mundial sub-17 que se disputa en Brasil.
“De la casa salía con zapatos, pero cuando llegaba a la cancha se los quitaba para jugar. Lo retaba para que no juegue así, pero no obedecía. En una ocasión se cortó un pie”, recuerda la mamá del seleccionado tricolor que juega como volante de avanzada.
“En ocasiones dejaba olvidados sus zapatos en la cancha y se le perdían. Lo hizo hasta los diez años, en que tuvo que ponérselos para jugar. Pero en casa nos sentimos orgullosos, porque ha logrado escalar posiciones”, comentó la señora que se gana la vida como costurera en Portoviejo, capital de Manabí.
SUS INICIOS
Jeremy empezó a jugar fútbol en la escuela Los Olivos, cuando tenía 7 años. Por su habilidad y buen dominio de pelota fue convocado a la selección sub-10 de Manabí para un intercantonal.
Dos años después lo llamaron de Liga de Portoviejo. “Me tocaba llevarlo a los entrenamientos o partidos y se me complicaba porque tenía que trabajar para mantener a mis tres hijos: Ángelo (24) y Josué (20). Pero me daba tiempo para acompañarlo”, recordó doña Mayra.
Ella se siente orgullosa de tener un hijo en el Mundial, quien se ha convertido en un ejemplo de superación y humildad, porque con sacrificio saltó de la cancha de tierra a la de césped.
A MACARÁ
Cuando cumplió 14 años vistió la camiseta del Manta, al siguiente año volvió a La Capira, donde estuvo hasta el 2019 en que emigró a Ambato para enrolarse al Macará.
Farfán ha sido convocado en varias oportunidades a la Tri. “Antes de ir al Sudamericano de Perú, jugó dos torneos amistosos con la selección y no pude contener las lágrimas cuando lo vi por primera vez en la televisión como jugador de fútbol. Fue algo maravilloso”, contó la mamá.
UNA OPORTUNIDAD
Doña Mayra dijo a EXTRA que el último de sus tres hijos ama al fútbol. “Su sueño era vestir algún día la camiseta de selección nacional y se le cumplió. Antes que lo convocaran me decía que solo quería una oportunidad para representar al país y allí lo tenemos jugando el Mundial”.
Esta tarde, doña Mayra dejará a un lado las máquinas de coser para sentarse frente al televisor y alentar a la Tri.
“Cuando mi hijo juega en casa paralizamos toda actividad”, aseguró la madre del futbolista que reside en la ciudadela Rutas Ecuatorianas de Portoviejo.
7
PARTIDOS ha jugado este año con la sub-18 de Macará.