Viajaron calladitos a la final de Copa Sudamericana
Un autobús de color negro se parqueó fuera de la salida internacional del aeropuerto Mariscal Sucre de Quito. Un par de motocicletas escoltas de la Policía Nacional llamaron la atención: con el sonido de las sirenas, las personas que estaban allí por casualidad se dieron cuenta de que alguien ‘importante’ descendería del transporte.
Y así fue. Los jugadores de Independiente del Valle comenzaron a bajar con sus equipajes, listos para emprender su nueva aventura copera en Asunción (Paraguay), donde este sábado enfrentarán la final de Copa Sudamericana ante Colón de Santa Fe, a las 15:30 (hora de Ecuador).
Apenas salieron los primeros rayos de sol, ya que a las 06:00 de ayer se reunieron los integrantes del plantel rayado para hacer su viaje. Pero, por la curiosidad, decenas de personas se agolparon alrededor del bus, algunos que se despertaron con el sonido de las sirenas y terminaron tomando selfies haciendo vídeos y aplaudiendo a los jugadores que pelearán por un título internacional e histórico.
Franklin Tello, presidente de Independiente del Valle, llegó por su lado en compañía de su familia y, de hecho, fue el único delegado que habló con los medios. “Tenemos muchas expectativas sobre ganar esta copa. Pero no nos adelantamos a nada, más bien estamos viviendo este momento, que es uno de los más importantes de nuestra vida”, indicó el directivo.
Cuando los jugadores empezaron a descender de su transporte privado lo primero que los encargados de la seguridad del equipo les recordaron fue “No hablen con nadie”. Y es que el club negriazul se organizó de tal manera que los horarios de atención a la prensa eran puntuales y estrictos, y el martes, en un última rueda de prensa en Ecuador antes del partido, el entrenador Miguel Ángel Ramírez pidió a los periodistas que respeten dichos horarios (y eso, por supuesto, incluía la llegada de los jugadores al aeropuerto de la capital).
Pero Christian Pellerano, Luis Fernando León, Christian Dájome y Juan José Govea rompieron un poco el protocolo, solo para saludar amablemente con el equipo de este Diario. “Me siento emocionado y muy nervioso”, atinó a confesar Govea antes de que un delegado le recordara que no estaba autorizado para hablar con la prensa. Luego los futbolistas caminaron hacia otro andén del aeropuerto, aún entre flashes de cámaras, aplausos y barras. Ángelo Preciado sí viajó con la plantilla, aunque lo hizo con sus muletas y con un caminar pausado, muestra de su dolencia física.