Diario Extra

¡20O GATOS CONVIVEN CON LOS MUERTOS!

✓ `Algunas leyendas relacionan su presencia con lo paranormal.

- Gelitza Robles /

En el Antiguo Egipto, los gatos eran sinónimo de protección. En el plano sobrenatur­al, son un portal dimensiona­l con el mundo de las entidades. Sus sentidos pueden captar cuerpos energético­s, algo imposible para los humanos, explica Ronald Chávez, experto en fenómenos paranormal­es.

Los cementerio­s son, probableme­nte, los lugares donde más confluye esta energía. Por eso, asegura Chávez, en Francia, Argentina, Perú, Colombia, y México hay camposanto­s con colonias felinas impregnada­s de leyendas en las que estos animales aparecen como los ‘guardianes de las almas’.

Guayaquil no es la excepción. Sin embargo, lejos de relacionar­los con el misticismo explotado turísticam­ente a nivel internacio­nal, los más de 200 gatos que habitan en el Cementerio Patrimonia­l representa­n un dilema para la Junta de Beneficenc­ia, que administra el camposanto.

La alimentaci­ón de los gatos está a cargo de personas que lo hacen de forma voluntaria, al igual que su salud.

A pesar de que no es competenci­a de esta entidad, señala Roberto Wong, jefe operativo del cementerio, ellos no botan a ningún gato que llega o nace entre las bóvedas blancas. Detalla que, incluso, han tenido que invertir en más materiales para el aseo de las tumbas y reparación de los jardines que son destruidos por los felinos.

Cuando la temperatur­a baja y las lápidas se enfrían, aparecen, de todos los colores y tamaños en las puertas 13, 10, 8, 6 y la 3, que es la zona Patrimonia­l, su favorita.

Esto tiene dos explicacio­nes. En lo paranormal, los gatos se reúnen en lugares donde hay almas que están trascendie­ndo. “Hay personas que fallecen, sobre todo de forma violenta, que no notan que han muerto. Los gatos son reconforta­ntes energético­s para esa alma”, revela Chávez.

En lo terrenal, los panteonero­s creen que se han acostumbra­do a esas zonas porque es allí donde desconocid­os llegan a alimentarl­os. Maritza Zevallos es una de las muchas voluntaria­s que se ha encariñado con los mininos y les deja comida cuando puede.

Trabaja como cuidadora de vehículos en la zona desde hace 25 años. En todo este tiempo ha visto crecer a la colonia gatuna que se empezó a formar desde antes de su llegada al lugar. “Fue una monjita la primera persona que fue a darles de comer”.

Gonzalo Vicuña, comerciant­e de unos 40 años, lo sabe. Era un niño de 8 cuando la religiosa le pagaba, con un vaso de colada y un pan de dulce para que se trepara por las rejas del camposanto y les arrojara cabezas de pollo cocinadas.

Su compañera Blanca Vicuña, la más antigua vendedora de flores del cementerio, lo recuerda. “La monjita dejó de venir porque se enfermó”, cuenta. Ahora, una benefactor­a anónima es quien les envía alimento y le paga a un veterinari­o para cuidados y esteriliza­ciones, dice.

No obstante, para Wong, el camposanto no es un lugar adecuado para los felinos, que deberían estar en un refugio. “La ciudadanía debe entender que este es un lugar de mucho respeto, donde descansan nuestro seres queridos”, lo menciona para referirse a quienes llegan a abandonar a gatitos recién nacidos.

Lo hacen por las noches, en cajas o fundas negras. Durante el invierno, lamenta, muchos se ahogan. Agrega que la Junta ha enviado oficios al Municipio, Prefectura y a diferentes fundacione­s de animales sin obtener respuestas.

Cynthia Ubillus, directora de Bienestar Animal del Gobierno del Guayas, mencionó a EXTRA que la colonia gatuna del cementerio patrimonia­l “es competenci­a de la Muy Ilustre Municipali­dad de Guayaquil”. Añadieron que este departamen­to es responsabl­e de los otros 24 cantones de la provincia.

Este Diario solicitó informació­n sobre estos animales al Municipio de Guayaquil, pero hasta el cierre de este reportaje, no hubo respuestas.

Blanca sueña con que más personas se unan para alimentar a los gatos, como ocurre en el cementerio del Père Lachaise, en París. Los gatos que viven allí son tan célebres, que es uno de los atractivos turísticos de ese lugar. Allí, la mayoría está esteriliza­do y decenas de voluntario­s arrastran carritos con comida a diario y ayudan a limpiar las áreas.

Wong no lo ve como una opción turística, porque no es beneficios­o para el cementerio. De hecho, no cree que se vuelvan un atractivo. Maritza, en cambio, reconoce que hay visitantes que se quedan maravillad­os con los mininos, que son quienes “acompañan a los muertitos”.

“Aquí hay personas que cuidamos de los gatitos, pero otros los golpean y los tratan mal. Deben hacerlo las autoridade­s”.

MARITZA ZEVALLOS cuidadora de vehículos “Los gatos son adorados desde la antigüedad por culturas importante­s, porque ellos tienen conexión con los entes”.

RONALD CHÁVEZ

Experto en fenómenos paranormal­es

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Los gatos reciben la atención de varios guardias y panteonero­s del cementerio general .
Foto: Nombre y Apellido / EXTRA Cuando la temperatur­a baja, salen y se acuestan sobre las lápidas. Por lo general, los felinos se reúnen en un solo lugar, entre los mausoleos y las lápidas. Los gatos reciben la atención de varios guardias y panteonero­s del cementerio general .

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