Diario Extra

¡Maniobró hasta la muerte!

Al parecer, el bus, que pertenecía a la cooperativ­a TransEsmer­aldas, perdió los frenos. El conductor intentó detener la marcha, pero se encunetó y volcó. El accidente ocurrió en la carretera Panamerica­na Norte, cantón Pedro Moncayo.

- Quito

El bus zigzagueó unos 300 metros antes de estrellars­e, la madrugada de ayer, en el kilómetro 23 de la carretera Panamerica­na Norte, cantón Pedro Moncayo, al norte de Quito. Las llantas se encendiero­n y mantuviero­n el fuego abrasador hasta que los cuerpos de socorro las apagaron.

Al parecer, el transporte interprovi­ncial, cerca de las 04:00, perdió los frenos y el conductor intentó maniobrar para detener la pesada marcha, pero no pudo.

Chocó primero contra

el parterre y luego con un muro. Al final, el mortal recorrido dejó un cuadro espantoso, empezando por la muerte del chofer. Se llamaba Washington Zurita, tenía 26 años y licencia tipo D vigente.

El bus se volcó sobre su lado izquierdo y la parte frontal quedó destrozada.

En el lugar, cerca del río Pisque, estaban esparcidos en la calzada ropa, zapatos, abrigos, camisas, mariscos, naranjas, una pierna de cerdo, verdes regados y despedazad­os... También pedazos del bus y de vidrios. Un rastro de sangre y arena se entrecorta­ba en la carretera.

AUXILIO

Los primeros en llegar al lugar fueron los agentes del Escuadrón de Carreteras Guayllabam­ba al mando del teniente de Policía, Cristian Benalcázar: “Entre la tragedia se pudo ver la bondad del alma humana, los mismos pasajeros del bus que lograron salir del automotor luchaban por sacar a las personas que quedaron atascadas en la parte frontal”.

En total, tres personas falleciero­n. Dos en el lugar y una camino al hospital.

Además del conductor, Vanesa Oñate, de 27 años, también perdió la vida.

El sargento Segundo Salgado ayudó con las labores de rescate. Una de las personas atascadas era un joven, de aproximada­mente 26 años, que no paraba de quejarse de un

dolor en el abdomen. Él murió mientras era trasladado al Hospital de Calderón.

Los 19 heridos fueron llevadas a tres casas de salud. En Quito, al Hospital Pablo Arturo Suárez, y al Docente de Calderón. Y al Hospital básico de Cayambe Raúl Maldonado.

Al lugar también asistió el Cuerpo de Bomberos de Quito, que desplegó 22 efectivos, una ambulancia, una unidad de recate y una autobomba. Trabajaron en conjunto con los de Cayambe.

El bus pertenecía a la cooperativ­a Trans-Esmeraldas y era la unidad 75. Comenzó su ruta San Lorenzo-Quito a las 23:00 del domingo. Según los informes preliminar­es iba con 40 pasajeros, que era su máximo aforo.

El transporte fue retenido y llevado a los patios de retención en Calderón, norte de la capital, mientras se realizan las investigac­iones pertinente­s.

MINUTOS DE TERROR

Gloria Angulo viajó a San Lorenzo por motivo de las fiestas de Quito para visitar a su hijo. El niño vive con su abuelo, porque ella, que trabaja en la capital, no tiene quién la ayude en la ciudad.

Ella iba en el bus y sufrió golpes en todo el cuerpo. Por ahora se encuentra estable en el Hospital de Cayambe. Se acuesta sobre un costado para evitar el dolor de presionar las partes más afectadas.

Recuerda que a las 23:00 abordó el autobús con su tío.

Su pariente no alcanzo a comprar un pasaje, así que se sentó en el pasillo, entre los asientos.

Según Angulo, el transporte aparenteme­nte iba a exceso de velocidad. Antes de llegar al lugar del accidente dice que escuchó que una llanta estalló. Se podía oír el sonido del metal del aro contra la calzada.

Uno de los pasajeros se paró y comenzó a reprocharl­e al conductor por qué no frenaba. A las quejas se sumó el resto de viajeros. A ella le parece que la disputa duró más de dos minutos.

Momentos después sintió que el bus giró bruscament­e 3 veces. Todos comenzaron a gritar. Y finalmente cayeron en la cuneta.

Angulo voló por encima de tres filas de asientos. Perdió la conciencia durante un momento. Y cuando abrió los ojos su cabeza se mezclaba con la arena y sangre.

Después de recobrar fuerzas logró impulsarse hacia la ventanilla del techo del bus, que sirvió como salida de emergencia. Antes de ella, dos personas lograron escapar del vehículo.

En conjunto ayudaron a los demás pasajeros a salir del automotor.

Cuenta que alcanzó a ver a su tío colgado en el parabrisas del automotor. “Él no se pudo mover porque sus piernas estaban atrapa das entre los asientos”.

¡PILAS CON LO AJENO!

En el lugar del siniestro, dos personas estaban recogiendo las pertenenci­as y la comida de los pasajeros. Uno de ellos intentaba abrir una concha golpeándol­a contra los muros, mientras que el otro estaba escondido detrás del bus.

Retirar el vehículo de la carretera les tomó, al menos, seis horas. Pues era complicado mover el pesado automotor debido a que por derrape sus llantas traseras habían explotado y con el piso rozaban únicamente los aros.

CRISTIAN BENALCÁZAR Policía Entre la tragedia se pudo ver la bondad del alma humana, los mismos pasajeros del bus que lograron salir del automotor luchaban por sacar a las personas que quedaron atascadas en la parte frontal”.

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Los cuerpos de rescate estuvieron aproximada­mente seis horas intentando mover el automotor. Tuvieron que cambiar las llantas.
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Fotos: René Fraga y cortesía / EXTRA Gloria Angulo, pasajera del viaje, relató a EXTRA los momentos de terror que vivió durante el accidente. Ella viajaba junto a su tío.
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Varios moradores del sector recogieron algunas pertenenci­as y alimentos de los viajeros.
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