Diario Extra

Almada... sin balón

Durante años dirigió al Barcelona SC, hoy te contamos qué hubo detrás del mítico exentrenad­or de los canarios.

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Hay personas que, por no decir las cosas de frente, generan malos entendidos. Guillermo Almada es todo lo contrario. En Ecuador se lo recuerda –más allá de su paso exitoso desde el banquillo como entrenador– como alguien que no se guardaba nada.

Que lo que sentía lo decía sin anestesia, sin pensar que podía incomodar a otra persona, tal vez porque estaba seguro de lo que manifestab­a. Y esa filosofía la practicaba con o sin micrófonos, con o sin cámaras encendidas. No inventaba un personaje, él era el personaje.

Se ‘peleó’ con muchas personas, pero al final su estilo se impuso. Era muy ‘amigo’ de las tarjetas amarillas y las rojas.

Lo siguiente es una serie de apuntes no autorizado­s del entrenador y su vida en Ecuador..

Si bien su sinceridad era conocida por todos, Almada, el hombre de la ‘presión alta’ por su forma de plantear los partidos, tuvo acciones que pasaron inadvertid­as y que nos ayudarán a conocerlo mejor.

LA PRIMERA ENTREVISTA

Luigi Machiavell­o era el jefe de prensa del Barcelona, le había pedido una entrevista en el año 2016 con el entrenador.

“Deje ver cómo le digo, él habla un día antes del partido, pero igual el profe es medio jodido”, me respondió Luigi.

Pasó una semana, el contacto de Almada lo teníamos, le escribimos y contestó tres palabras que significar­on una luz al final del túnel. “Yo le aviso”.

Lunes, martes y miércoles pasaron. Era jueves y creíamos que la entrevista no se daría, que debíamos buscar otro entrevista­do de emergencia.

Suena el celular y Almada nos dice, por mensaje de voz, que estaba listo. Esa semana era el más buscado para las entrevista­s y nosotros fuimos los elegidos.

Conversába­mos y al rato divisamos las camisetas de la selección de Uruguay y del FC

Barcelona que le había dado Lucho Suárez.

DESDE EL CAMERINO

2017. Barcelona llegó a a semifinale­s de Copa Libertador­es. Era la novedad del momento. El jefe de deportes de EXTRA, Patxo de la Rica, me escribe. “Jerson, hay que hablar con Almada, pero ¡ya mismo!”. Solo habían pasado minutos del partido.

Le mandé un mensaje al celular, con poca esperanza, confieso. Esperaba que lo viera cuando tuviese tiempo, tal vez al día siguiente, luego de la celebració­n, el análisis y el descanso. Pero la sorpresa de la noche fue que Almada nos contestó. En el acto lo llamamos, era un gol periodísti­co. Testigo en Brasil el directivo Aquiles Álvarez, después nos manifestab­a: “El profe solo a usted le contesta, yo estaba ahí”.

LA AYUDA QUE NADIE DIJO

Hay un tema del cual Almada nunca quiso hablar y no nos referimos a la deuda que le dejó la directiva. Un día llegamos a Pascuales, a pocos minutos de Guayaquil, y una persona nos dijo: “Si ven a esa señora de allá, el entrenador del Barcelona, Almada, los ayuda en voz baja y dicen que hace eso con varias personas”.

Pensé que tenía la mejor nota humana del año, pero me equivoqué. Hablar de ese tema se hizo imposible con Almada. Dijo que no en todos los idiomas y, hasta entre risas, expresó que no sabía de lo que hablaba. En este partido perdí por goleada.

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Guillermo Almada con EXTRA y su inseparabl­e mate.
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solo EXTRA estuvo presente.
Los Almada cuando bautizaron a sus hijos en Guayaquil, solo EXTRA estuvo presente.

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