Celebraron el solsticio de invierno
La navidad fue fácilmente instaurada porque las fechas eran cercanas. Los festejos se centran en el sol y en la germinación de las semillas en el campo.
Un grupo de mujeres preparaba todo en medio de un patio de piedra del Centro Histórico de Quito. Un altar para celebrar el Kapac Raymi.
Esta fiesta data de los pueblos prehispánicos de América del Sur, cuyo calendario está basado en la agricultura y en los fenómenos astronómicos.
El 21 de diciembre, el sol alcanzó una menor altura en el horizonte. Es por ello que en invierno las horas de luz son menores y las temperaturas son más bajas en el hemisferio norte. Sin embargo, en el sur comienza el verano, con el fenómeno del Afelio, que es la posición más alejada del Sol respecto a la órbita de la Tierra, cuyos rayos caen verticales al mediodía sobre el Ecuador y la incidencia es mayor, lo que genera más calor.
A esto se le conoce como solsticio de invierno y este fenómeno significa para los pueblos andinos un cambio, según explica Margarita García, la mujer que encabezó el ritual del Kapac Raymi.
Todos los presentes se colocaron alrededor del altar en forma de círculo, en el centro estaba una vasija con fuego encendido. “Las llamas purifican, es una forma de limpieza del espíritu”, dice la chamán. Muy próximas se colocaron flores y frutas como una forma de ofrenda al sol. En los cuatro puntos cardinales se colocaron los cuatro elementos de la naturaleza, el agua, el fuego, el viento, el aire. Cada uno donde correspondía.
Desde arriba se podía ver cómo también se formó una cruz, pero no la de la crucifixión cristiana, sino la chakana, que en la cosmovisión representa la constelación de la Cruz del Sur, y es un concepto astronómico ligado a las estaciones del año.
Hay un cántico entonado con voces agudas y suaves, las mujeres encabezan los rituales aunque la celebración, según cuenta García, es de connotación masculina. “Todo es dual en el universo, lo femenino y lo masculino están íntimamente ligados en todos los aspectos de nuestras vidas y en la naturaleza”, explica.
El fuego es tomado por dos de estas mujeres y lo llevan a cada uno de los participantes. Había que llevarse la energía de este elemento a la cabeza, al pecho y al vientre, en el caso de las mujeres. Los hombres se la llevaban hacia el ombligo. “Ahí es donde tienen la fuerza, las mujeres más ligadas a la tierra la tienen en el útero”, indica la chamán.
Ese era el momento de limpiarse los pensamientos y los sentimientos negativos.
En este ritual fue protagonista –además– el agua. El círculo
debía mantenerse intacto, mientras las mujeres iban entregando a cada uno un poco de agua con pétalos de rosas. La intención: que este elemento ayude a fluir, tal como si fuera un río o el mar. Esto se selló con un sorbo de agua de un cuenco.
Hubo momentos para meditar, para entregar los pesares a ese fuego que parecía no apagarse.
Con los brazos hacia arriba y con dirección a cada punto cardinal se fue saludando a los elementos y a las montañas. Al cielo o Hanan Pacha y al mundo de abajo o Uku Pacha.
LAS PETICIONES
Había que agradecer por lo recibido durante el año, pero también de pedir. En hojas de coca, los participantes fueron colocando sus deseos y entregándolos en la vasija de barro que contenía el fuego. Se quedaron por varios segundos viendo cómo se consumían.
Se hizo un petitorio final y colectivo de paz y de lucha. Así como un propósito de cuidado de la tierra. “Es la que nos sostiene, somos parte de ella. No nos pertenece”, reflexiona Margarita.
De nuevo más cánticos femeninos y un abrazo final.
LA FIESTA DE LOS NIÑOS
El 21 de diciembre, la chacra, como se conoce a los sembríos, ya está en la temporada de deshierba o Jayma Pacha, cuya fiesta fue bautizada como el Kapak Raymi o Fiesta de los Niños.
En Ecuador, el ritual del solsticio de invierno se representa con diferentes manifestaciones ancestrales en lugares como la Mitad del Mundo, en Quito, Otavalo, Imbabura, en la comunidad Salasaca en Tungurahua, entre otras.
Según Margarita García, en esta fecha, al conmemorar la germinación de las semillas que se siembran en septiembre, también se celebra el paso de la niñez a la adolescencia. “A los varones les regalan pantalones”, dice la mujer.
Entonces pasan a ser parte activa de la comunidad con el trabajo en la tierra y cuidado de animales. Además, en las comunidades indígenas se elige a las autoridades y se entregan los bastones de poder.
“Empieza una etapa de connotación masculina, así como en septiembre la energía fue de la tierra y de la luna (femenina)”, expresa la chamán.
SINCRETISMO
Este tipo de rituales se perdieron con la llegada de los españoles en el siglo XVI. En el reino inca, cada 21 de diciembre, se reunían las cenizas de los sacrificios y las arrojaban a los ríos para que estos las llevasen al mar, a Viracocha.
Coincide su fecha con el solsticio de invierno boreal y de verano austral, celebrado en todo el mundo, festividad que el mundo católico maneja como el nacimiento de Cristo o la Navidad.
“Por la cercanía de las fechas fue fácil para la Iglesia católica instaurar la Navidad”, dice Margarita.
En Quito, por ejemplo, se construyeron los templos en los lugares donde ya existían edificaciones dedicadas a las deidades indígenas.
En junio se instauró, además, la fiesta de Corpus, como una contraparte del Inti Raymi o Fiesta del Sol. Durante este mes, en algunas poblaciones de la Sierra, se celebran las fiestas de san Pedro y san Pablo, para darle una connotación católica a las costumbres ancestrales.
Ahora se han revalorizado estas costumbres, es por esto que varios colectivos culturales realizan representaciones de los rituales indígenas y sus fiestas en la zona urbana de Quito.
FENÓMENO ASTRONÓMICO
Durante ese día, el sol está más alejado de la Tierra. En el hemisferio sur genera más calor.