Reconocido a los 3 días
Los amigos de Enrique López se enteraron de su deceso a través de una publicación de EXTRA y de un compañero que les contó lo ocurrido. Acompañaron a la hermana del fallecido a la morgue para retirarlo.
Los allegados de Enrique López no podían ocultar su angustia tras conocer sobre su crimen. Permanecían en silencio al interior de la carpa blanca que estaba en la entrada a la morgue de la Policía, nororiente de Quito.
Ellos se enteraron de su muerte luego de tres días del levantamiento del cuerpo. López quedó tendido en la calle Francisco Coronel, en la Ciudadela Atahualpa, al sur, afuera de la casa en donde libaba con dos amigos. Según la Policía, el hombre aparentemente fue arrastrado hasta dejarlo en la vía pública, después de Navidad.
Entre los presentes en el anfiteatro estaba su amigo Marco Naranjo. Él se desesperó cuando supo que López fue acuchillado.
No podía creer que su ‘pana’, a quien conocía hace más de 20 años, hubiera perecido en la casa de otro amigo (el detenido por el homicidio).
A Naranjo la noticia le llegó cuando estaba en una reunión social. Un juego de barajas amenizaba su noche, cuando un ‘pana’ entró al sitio y les contó sobre la muerte de su amigo. Lo había leído en las páginas de EXTRA.
Rápidamente, dos de ellos subieron a una motocicleta y fueron al anfiteatro. Ingresaron e identificaron a Mijita, como le decían cariñosamente a López. Se contactaron con una hermana del fallecido e iniciaron los trámites para retirarlo y sepultarlo.
SOBRE EL DIFUNTO
“Nuestro lugar de reunión era una casa de La Michelena (sur de Quito). Allí conoció al imputado en este crimen”, precisó Naranjo.
López no era casado, ni tuvo hijos. Residía con una hermana y no contaba con un trabajo fijo. Laboraba como mesero en un local cada vez que se hacían eventos.
A veces lo llamaban para que estuviera en la entrada de los estadios de fútbol y que ayudara en la seguridad. La víctima habría sido contratada por el detenido para que le pintara la casa, agregó.
La última vez que lo vieron fue luego de cerrar un local en donde López, el imputado y otros ‘panas’ se encontraban ‘chupando’. Después no se supo más de su paradero.
Al confirmarse su muerte, la mayoría de sus seres queridos se reunieron para acompañarlo a su última morada.
“Era como un hermano para nosotros”, afirmó Rocío García, una amiga que aún no salía del asombro por la noticia.
El fallecido era oriundo de Ambato (Tungurahua) e hincha del Macará, equipo de fútbol de su tierra natal.
“Con mi mamá tenía una buena amistad y lo consideraba un hijo más. Era una persona muy alegre. El alma de la fiesta”, confirmó Denis Sánchez, otro de los amigos.