Con una taza de café también se despide el año
EN LA MANÁ, COTOPAXI, SE MANTIENEN LAS RAÍCES
Reunir a la familia en fin de año es una tradición importante en todas partes, pero ofrecer algo para beber es algo que no puede faltar en cada hogar para despedir al año.
Para los amantes del café también es una deliciosa tradición el último día de diciembre tomar una taza de esta bebida.
Es así que en la finca Solaso, donde habita Eduardo Lara, se dedica a la elaboración del café y chocolate con técnicas artesanales que a su criterio le dan un toque especial al producto que es 100 por ciento orgánico.
Lara asegura haber adquirido técnicas de sus antepasados que no quiere dejar morir y es por eso que le ha dado un valor agregado a lo que le brinda la madre naturaleza. La finca, ubicada en el cantón La Maná, Cotopaxi, es el lugar perfecto para la cosecha del café y el cacao.
Explica que el producto cosechado de forma orgánica es saludable, ya que todo es natural.
El café maduro es fermentado de cinco a seis días.
Se lo asienta en un colador de madera para separar las semillas buenas y así tostarlas a base de leña en un pailón que tiene partes de barro lo que ayuda a tener una buena elaboración y que el aroma sea agradable.
Luego el producto se lo lleva al molino para que quede listo y se lo comercializa en diversas ferias.
Danny Zambrano, jefe del departamento de Cultura del Municipio de La Maná, resalta que estos productos son tradicionales desde las épocas coloniales, ya que la forma artesanal era la única manera de poder hacer el café pasado.
“Hay productos que son parte de nuestra cultura desde la era incaica y eso nos da la pauta para seguir fomentándolos y así se siga reconociendo parte de nuestra identidad”, menciona.
Ivonne Jiménez, coordinadora de Patrimonio Cultural, comenta que La Maná es una tierra llena “de apreciados tesoros que son parte de la cultura que demuestra cada una de las técnicas ancestrales que se utilizaban en tiempos pasados”.