Consultorio Sentimental
“¡Ya no amo a mi mujer!”
Doña Esperancita: Me llamo Felipe, tengo 42 años, soy casado con una chica de 33 años y son de Los Ríos. Con ella he convivido 11 años. Pero, recientemente todo cambió, porque mi esposa se volvió indiferente. Hemos tenido peleas y, por ende, no hemos compartido la cama ni mucha intimidad, pero a pesar de todo procreamos dos hijos. Tiempo atrás hablé con ella para que cambie su forma de ser. De una reconciliación nació la niña. Sin embargo, hasta la fecha no ha logrado cambiar su forma de pensar y, la verdad, yo ya no la amo, todo se marchitó dentro de mí. Muchos años atrás estuve enamorado de una chica de mi barrio, aunque ella no quiso vivir conmigo, nunca la dejé de amar. Ella siempre ha sido mi gran amor, ahora tiene 35 años y hemos retomado nuestra relación de nuevo. Ella tuvo su primera vez conmigo, me ama y me hace sentir importante y yo quiero ser feliz. Deme un consejo porque deseo ser feliz. ¿Qué debo hacer?
Respuesta:
Felipe: no fuiste sincero con tu esposa, no le dijiste la verdad de que tu tenías una mujer en tu corazón y la volviste infeliz sin que ella supiera los verdaderos motivos. ¿Cómo pudiste jugar así? Tienes dos hijos menores de edad y piensas en retomar una relación del pasado, cuando la debiste sepultar hace mucho tiempo. Has removido escombros y quieres que ahora sea tu presente para otra vez tener un hogar y más hijos que mantener. Creo que tu relación con la madre de tus hijos está rota y no hay cómo repararla. Deberías hablar con ella y decirle la verdad y luego separarte, pero sin dejar de cumplir con tus responsabilidades de padre. Recuerda, todo acto negativo tiene sus consecuencias. Si no sabes deberás mantener a tus hijos hasta que tengan 24 años. A veces adquirir otro compromiso se vuelve una maldición, porque demanda tener más dinero. Así que no creas que todo será color de rosa como piensas. Estás en una etapa de encantamiento en la cual no ves las consecuencias que tendrás en el futuro. Pero es tu vida y simplemente lo que yo hago es proyectarte.