Los parques del miedo
Estos espacios verdes, en Carapungo, norte de Quito, se han convertido en focos de inseguridad. Los moradores dicen que los ladrones llegan, se sientan y luego cometen sus fechorías.
El sol se oculta y el miedo aparece. Son las 18:00 y los residentes del sector A6, de la primera etapa de Carapungo, en el norte de Quito, prefieren quedarse en casa.
En la parte céntrica de esa pequeña área hay un parque. En medio se erige un altar con la imagen de una Virgen, la cual está rodeada de arbustos, bancas de madera. Es un cuadro perfecto para un paseo familiar, sin embargo, la delincuencia lo ha impedido.
Ese es el temor que sienten diariamente en la A6. Así lo confirma Ligia Larco, secretaria del Comité de Seguridad. “La convivencia pacífica que teníamos se acabó con los ladrones”, se quejó.
No hay hora exacta en la que los choros lleguen a ese espacio, lo usen como si fuera una guarida y luego se vayan. Según la dirigente, los antisociales se ubican en las bancas, se ponen a libar o incluso a consumir droga.
“Quienes están mucho más expuestos son los estudiantes”, afirmó Larco durante un recorrido con EXTRA. Los chicos generalmente son víctimas del robo de sus celulares.
Añadió que la A6 no es el único punto afectado. En gran parte de los parques (un aproximado de 50, según la líder barrial), se ha acentuado esta práctica delincuencial.
ESCONDEN ARMAS
Más al centro de Carapungo se encuentra la segunda etapa, específicamente en la B8, cercana a la calle Isidro Ayora. Allí también hay un parque en la zona central del barrio.
Marlene Mejía, dirigente de los comerciantes en ese punto, tiene una tienda a una cuadra de ese espacio verde. “Se tomó la decisión de poner mallas alrededor y cerrarlo”, confirmó la habitante.
Esa fue la alternativa a la que se recurrió con el fin de frenar el ataque de los ladrones. Los habitantes explicaron que no se puede entrar la mayor parte del día. Se lo abre a partir de las 16:00 y se lo cierra a las 19:00, acotaron.
A esto se suman los patrullajes policiales que se hacen de manera cotidiana. Aunque eso no garantiza siempre que la gente pase tranquila.
Rosa Duarte es presidenta del barrio B10 (adyacente al B8), en donde tienen el mismo problema. Solo que allí, las plantas han servido de aliadas para los ladrones.
La dirigente dijo que para e vitarser detecta dos, l os sospechosos esconden las armas en los arbustos de ese parque. Por eso solicitaron permiso al Municipio para podar esas plantas.
Uno de los inconvenientes que se suma es que por estos lugares hay pasajes estrechos. Algunos incluso sin iluminación, según los habitantes. Por ahí también se ubican los malhechores para los atracos o la venta de droga.
INFORMACIÓN La gente explica que en el parque de la Juventud, uno de los más grandes, también hay casos de inseguridad.
Así
opinan
LIGIA LARCO secretaria Comité
de Seguridad Los parques se han convertido en foco de inseguridad.”
MARLENE MEJÍA dirigente comercial Nos preocupamos porque los negocios son también los afectados.”