No cobraba por enseñar música
César Calispa es un residente de la parroquia de Aloasí, en el occidente de Machachi. Su vida la ha dedicado a formar grupos artísticos, así como a sus integrantes.
César Calispa ha sido un músico autodidacta y su destreza le ha permitido aprender a tocar diversos instrumentos. Su favorito es el saxofón, con el que posa en las fotografías de sus presentaciones.
Vive en Aloasí, parroquia al occidente de Machachi, en el cantón Mejía. Es muy conocido porque durante toda su vida se ha dedicado a enseñar a los músicos de bandas populares, así como a la conformación de las mismas.
“Faltaría papel si yo contara toda mi vida”, bromea, sentado en el medio de la sala de su casa. Ese espacio ha servido para que sus alumnos lleguen, se sienten y escuchen las instrucciones de este maestro.
No es raro que don César tenga el ritmo en sus venas, ya que sus hermanos y madre se dedicaron a la música. Desde pequeño, él fue recibido en una de las primeras bandas que tenía esta localidad.
“Un domingo, en misa, dijeron que necesitaban gente para la banda. Mis hermanos le dijeron a mi mamá que me diera permiso para ir”, cuenta.
El director le preguntó qué instrumento deseaba tocar. Respondió: “Para el que usted me vea más apto”.
Fue así que inició con el alto para que formara parte del acompañamiento. Eran las vacaciones de quinto grado de escuela y en un mes logró tocar 15 piezas musicales.
Junto a la agrupación se presentó en fiestas y comenzó ganando 12 sucres. “Dios me ayudó y seguí con esto”, dice. Cuando tuvo 14 años, aprendió a tocar el saxofón.
Luego se fue a una segunda banda, en la que estuvo 18 años integrándola. Los llamaban para tocar en serenatas, fiestas y demás. “De lunes a viernes ensayábamos”, cuenta.
Su destreza le permitió aprender por su cuenta. Cuando alguien abandonaba el grupo, don César le decía al director que él se haría cargo del instrumento faltante.
Con el paso del tiempo, fue integrando diversas bandas. Aprendía y enseñaba. En su casa, muestra orgulloso a los músicos que ha formado y que muchos estuvieron en agrupaciones como de la Policía Nacional, Fuerza Aérea Ecuatoriana, Ejército...
“Yo siempre enseñé sin cobrar un solo centavo. Todo fue por el
amor a la música”, precisa. Ahora, junto a su hijo y nietos conformó La Gran Banda Chacarera del cantón Mejía.
80
MÚSICOS aproximadamente ha formado durante su carrera.