¡Recolectores de ‘riesgo’!
Un conductor de la Empresa Metropolitana de Aseo contó su vivencia tras contagiarse del COVID-19. Hay dos fallecidos en esta entidad.
Patricio Herrera se recupera del COVID19. Ahora está en su casa con su familia. Sin embargo, cuando fue hospitalizado pensó que no volvería a su hogar. “Me asusté porque se oía que cuando se ingresaba ya no se salía”, cuenta a EXTRA.
Él es conductor de los carros recolectores de basura desde hace 26 años. Nunca se sintió en peligro como en esta crisis sanitaria. Los ‘soldados azules’ han trabajado normalmente para evitar que la capital se llene de desperdicios.
Como Patricio, más de 100 trabajadores de la Empresa Metropolitana de Aseo (Emaseo) se contagiaron. De ellos, dos ya perdieron la vida, según los datos de la entidad.
Lo internaron el 26 de abril luego de presentar síntomas. “Días tenía fiebre, días estaba bien”, recuerda. El médico de la Emaseo le revisó, pero necesitaba atención más especializada. Su hermano lo llevó al hospital Carlos Andrade Marín, del IESS. Luego del test dio positivo a COVID-19 pese a las medidas de seguridad.
TODA LA FAMILIA
Tuvo dificultades para respirar y necesitó oxígeno por dos días. “Me hicieron una tomografía de pulmones y me internaron enseguida”, relata el hombre de 51 años.
Estuvo allí una semana. Vio cómo sus compañeros sufrían sin respirar. Él les daba ánimo para volverse a encontrar.
Le dieron el alta médica el 2 de mayo y sigue en aislamiento hasta que en la prueba salga negativo él y su familia.
“Todos se contagiaron. Afortunadamente solo yo tuve síntomas”. Se cuidaron con remedios naturales: batido de tomate con ajo, miel de abeja con limón y agua de jengibre.
PASARÍA EN ALGÚN MOMENTO
Patricio y sus compañeros sabían que el contagio ya era comunitario, por lo que cualquiera podía portar el virus.
El trabajo cambió. En las charlas les pidieron distancia. “Antes nos reuníamos a conversar hasta que llegue el recorrido”, cuenta. Desde marzo no hablan más de lo necesario y a dos metros de distancia.
También optaron por llevar una botella de agua y jabón para lavarse las manos más seguido durante el recorrido del camión. Nunca supo por dónde le llegó el virus.
“Pocas personas ponían alcohol en las fundas, yo no las recojo pero mis compañeros sí”, comenta.
Tampoco quedó espacio para compartir comida con los compañeros. En la emergencia sanitaria estos trabajadores son vulnerables al contagio por las labores que realizan en la calle. “Sabíamos que en algún momento nos íbamos a contagiar”, reitera.