Subía una ‘polla’ a la tarima
La artista cumplirá 25 años de trayectoria, tiempo en el que ha recolectado un sinnúmero de anécdotas, aunque considera que ha sido complejo mantenerse.
Sus piernas temblaban como gelatina cada vez que debía subir a un escenario, ya que los nervios solían jugarle una mala pasada a la cantante María de los Ángeles, quien se olvidaba de lo que iba a decir.
Por eso sus sentimientos solía escribirlos en un papel (una ‘polla’) para tener en su mano una especie de ‘acordeón’ que le recordara lo que quería comunicarle al público. De eso han pasado ya 25 años, y es que la tecnocumbiera, oriunda de la parroquia Nayón, en el noreste de Quito, cumplirá sus bodas de plata el 1 de agosto.
La intérprete contó a EXTRA que desde que era pequeña le gustaba la música y se dio cuenta de que tenía talento. Hizo de todo para tratar de conseguir su sueño: desde dormir en un parque después de participar en un concurso de canto porque no alcanzó a tomar un bus para llegar a su vivienda, hasta vender un terreno que su padre tenía para costear su primer disco.
Comentó que desde que era pequeña empezó a estudiar música en el Conservatorio de Quito y durante su adolescencia intentó abrirse camino en el mundo del espectáculo. Sin embargo, no fue hasta que tuvo 18 años que se tomó en serio su carrera y decidió darle con todo a la música.
Dicha actividad la combinaba con sus estudios de auditoría en la Universidad Central del Ecuador, que luego abandonó cuando quedó embarazada de su primera hija. De eso se arrepiente, pues le hubiera gustado tener un título universitario y complementarlo con la carrera musical, pues reconoció que el espectáculo en Ecuador es bastante complicado e ingrato.
“Uno tiene siempre que estar produciendo material que convenza al público porque si no te van rezagando y la gente se olvida fácilmente de uno”, aseguró la intérprete.
Su esposo, el compositor Guido Narváez, ha sido el que más la ha ayudado en este trayecto, pues es quien se encarga de realizar las letras de sus temas. “Él es el que me dice que si un tema no pega, inmediatamente invirtamos en otro para no quedarnos quietos y seguir vigentes (...), pegar con una canción es como ganarse la lotería”, agregó.
EL BESO DOLOROSO
Las anécdotas que tiene en los escenarios son muchas, nunca falta el fanático que se sube a la tarima con la intención de robarle un beso. Uno de los casos que más recuerda fue cuando en un show en la capital un seguidor le lastimó el labio con el micrófono por besarla a la fuerza. Lejos de enojarse por aquella situación, se ríe porque está consciente de que gracias al público ha podido consolidarse.
“La satisfacción más grande es que he podido dejar un granito de arena a la cultura musical ecuatoriana y hacer que la gente llore y baile con mis canciones”.
Sin embargo, se arrepiente de no haber empezado a promocionarse de manera internacional antes, pues recién a finales de 2019 logró ingresar al mercado peruano, en donde ha conseguido muchos admiradores.