Diario Extra

‘Guacharito’ y SIN ‘JAMA’

Así está Hugo Calderón, quien no tiene hijos ni esposa que lo cuiden en sus padecimien­tos por la próstata, hipertensi­ón y diabetes. El poco dinero que ahorró como vendedor informal se acabó, no tiene ni para comer.

- Romina Almeida Delgado

Nunca se casó ni tuvo descendenc­ia. En su juventud eso parecía no le importarle a Hugo Fernando Calderón, pero ahora, con 70 años y varios problemas de salud, se arrepiente de no haber formado su propia familia.

Sin embargo, el hombre, de metro medio y varias canas cubiertas por una gorra, no reniega ni se amarga, aunque reconoce que todo es mucho más complicado cuando se está solo. Y encima no tuvo hermanos, es hijo único.

Desde el año pasado Hugo sufre de la próstata, lo que le ha impedido seguir ‘camellando’ como vendedor informal, oficio que ha desempeñad­o por más de cuatro décadas y es su única fuente de ingresos.

En todo este tiempo ha sobrevivid­o con los pocos dólares que ahorró de sus ventas; pero su ‘colchonban­k’ se acabó, ya no tiene para la sonda, los alimentos, ni los medicament­os.

“Me cuesta orinar, por eso trato de no tomar mucha agua, pues me vienen dolores que no me dejan dormir”, confiesa.

Una vecina es quien lo acompaña a los chequeos del hospital. Y su primo, cuando puede, le ayuda con ‘jama’. Él se dedica a la venta de diarios.

Hugo indica que por la pandemia, en los hospitales públicos no le ‘paraban bola’. Es más, para combatir una infección que tuvo llegó a automedica­rse, pues no soportaba el malestar.

MONTO INALCANZAB­LE

De igual manera, Hugo señala que para salir de dudas, consultó a un médico particular por su problema en la próstata, y el galeno le indicó que lo podía operar si se ‘caía’ con 1.500 dólares, mínimo.

“Ni para comer tengo, cómo cree que voy a pagar esa plata. Ni haciendo bingos reúno ese dinero”, expresa con tristeza.

SORPRESAS EN SU SALUD

Recienteme­nte, el septuagena­rio fue atendido en una casa de salud pública y lo iban a operar, pero en los exámenes que le realizaron le descubrier­on que padecía de hipertensi­ón y diabetes. Es más, se percataron de que sufrió un infarto y ni cuenta se había dado, manifiesta una vecina. “Estas enfermedad­es quizás apareciero­n por mi mala alimentaci­ón, a lo mejor por eso se me subió el azúcar y la presión, ¿pero qué hago? No tengo dinero para nutrirme bien, a veces solo como pan y agua”, relata resignado. Y eso no es todo, actualment­e Hugo vive en la casa de sus abuelos, en la 35 y Augusto González (suburbio de Guayaquil), junto con una tía de más de 80 años, también enferma.

Pero con todo y necesidad, uno ‘alimenta’ al otro... por lo menos de esperanzas de que alguien les dará una mano.

✓ ¡APOYE!

Si quiere ayudar a don Hugo con alimentos, vitaminas, medicament­os, etc., puede comunicars­e al 0991283826.

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2. Sobre un colchón viejo, con resortes salidos, descansa don Hugo. 2
1. Prácticame­nte en un muladar viven los adultos mayores. 2. Sobre un colchón viejo, con resortes salidos, descansa don Hugo. 2
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Fotos: Romina Almeida / EXTRA 1

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