EL ADIÓS al liberal rebelde
FRANCISCO HUERTA, subdirector de EXPRESO, falleció a los 82 años en Guayaquil. Fue médico, político, diplomático, catedrático y analista.
Francisco Huerta Montalvo, el liberal radical, el rebelde, el que nunca dejó de alzar su voz de protesta contra las tiranías y las arbitrariedades a pesar de las consecuencias que aquello tuvieran para él, descansa en paz en su última morada, el Panteón Metropolitano de Guayaquil, pero sus ideas y pensamientos quedan plasmados en su columna de Diario Expreso, del que fue subdirector, y en los discursos que pronunció.
En su espacio dominical que se publica hoy en Expreso, la que dictó a su esposa en su lecho de muerte, está la esencia de su pensamiento de unidad y de lucha común por los intereses nacionales y regionales. Porque así era Francisco Huerta, el médico, el político, el diplomático, el pensador, el analista, el catedrático que murió a los 82 años, con la ilusión de que su voz, a través de sus escritos, siguiera retumbando en la esfera pública.
El último discurso que pronunció hace diez días, con la voz compungida por la muerte de su entrañable amigo Galo Eduardo Martínez Merchán, arrancó lágrimas de dolor entre los concurrentes a la misa fúnebre. Es que Francisco Huerta (nació el 18 de junio de 1940) tenía una oratoria brillante, de la que hizo gala desde niño, pues creció en una familia de pensadores y políticos, miembros del extinto Partido Liberal Ecuatoriano. Fue concejal de Guayaquil, alcalde de esta, ministro de Salud en el gobierno de Osvaldo Hurtado, ministro de Gobierno en el régimen de Gustavo Noboa. Pero también fue candidato a la presidencia de la República en 1984 por el partido Demócrata y diplomático, por lo que cumplió funciones fuera del país.
Jamás calló ante los atropellos ni los actos de corrupción porque creía que hacerlo era fallarse a sí mismo. Por eso, se declaró constitucionalista cuando en 1970 el presidente José María Velasco Ibarra se declaró dictador, y eso lo sacó en un día de la Alcaldía de Guayaquil que él había ganado limpiamente en las urnas. Y tampoco guardó silencio cuando se enteró de la sospechosa compra de radios walkie talkie Motorola que había hecho el ministro de Defensa para las Fuerzas Armadas. Con esa misma frontalidad, cuando fue comisionado coordinador de la Comisión Transparencia y Verdad del Caso Angostura (ataque de Colombia a una base guerrilla en territorio ecuatoriano), anunció que Ecuador estaba camino a convertirse en un narcoestado, en una narcodemocracia.
¡Paz en su tumba!