Diario Extra

“¿POR QUÉ me dejaste sola?”

Comadre de la mujer fallecida por el atropello de un autobús en La Villaflora alcanzó a verla con vida y hasta entregó a la familia los cartones que su amiga había recogido ese día.

- (AAM)

Así Siempre opina conversába­mos. Yo le decía: ‘Comadre, no trabaje tanto, usted ya tiene casita propia’, pero a ella le gustaba mantenerse ocupada”. ROSA MARÍA GUAIPA Amiga

AMaría del Carmen Puente la velaron en silencio. Una casa barrial del Mirador de Chaguarqui­ngo, en el sur de Quito, fue sede del funeral, ayer por la mañana.

A pocos pasos de la cajita de madera, los hijos y nietos de la mujer, de 77 años, lamentaban su partida. Ocurrió el sábado. Un autobús la embistió en La Villaflora, sur de la urbe. Mamá Carmencita –como la llamaban de cariño– quedó atrapada bajo el neumático delantero del vehículo.

Cuando Rosa María Elena Guaipa llegó hasta la escena, los rescatista­s ya habían sacado a su comadre. “Estaba viva. Le habían puesto un cobertor en el estómago. Tenía las manos encima”, recuerda. Esas imágenes le quitan el sueño. No logra asimilar lo sucedido con su amiga. “¿Ahora con quién voy a conversar?”, cuestiona.

SE QUEDÓ SOLITA

Rosa María es la única sobrevivie­nte de un grupo de seis reciclador­as de la tercera edad en el que estaba Mamá Carmencita. “En pandemia yo siempre le decía: ‘Comadre, póngase la mascarilla. No le gustaba. Pero nunca se enfermó con ese virus y ahora viene a morirse en esa forma tan fea”, reclama.

Durante las últimas cinco décadas, juntas recorriero­n las calles de ese barrio capitalino en busca de cartones. La lealtad de Rosa María fue tal que cuando a su comadre se la llevaron en una ambulancia hasta un hospital – en el que murió una hora más tarde– se quedó recogiendo el material de reciclaje para entregárse­lo a la familia. “Ella no tenía toda la carga. Solo había tres cartones y una funda con el sombrerito que usaba siempre. Yo se lo di a su hija Rosa”.

Cada tres meses, las mujeres recibían unos 200 dólares por una docena de bultos de reciclaje. Con eso subsistían y costeaban los estudios de sus nietos que habían quedado huérfanos. Eso también tenían en común.

Se aconsejaba­n mutuamente sobre la crianza de los muchachos. “¡Ay, Dios mío, qué dolor tan grande tengo! No es justo, ¿por qué me dejaste sola?”, lamenta con el corazón ‘destrozado’.

SEPELIO

Hoy se realizaría el entierro de Mamá Carmencita en un camposanto del sur de la ciudad. Mientras tanto, su familia sigue pendiente del proceso judicial en contra del chofer del autobús. Un allegado mencionó que el abogado del implicado le ofreció una disculpa por la muerte de la abuelita y que subsanaría­n la situación.

Por el momento, él solo espera que la mujer descanse en paz.

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Fotos: Gustavo Guamán y cortesía / EXTRA La abuelita fue velada en una casa barrial del Mirador de Chaguarqui­ngo, sur de Quito.
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Rosa María Elena Guaipa era comadre de la fallecida. Le apena haber perdido a su amiga. Es la única de 6 reciclador­as que sobrevive.

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