El caminito MÁS LARGO Y TRISTE
Se llama mixed zone FIFA, en español la zona mixta. Es el área por donde deben pasar los jugadores después de un partido, para ser entrevistados por los medios que tienen los derechos del Mundial. Un trayecto que puede estar marcado por la alegría o el llanto. En realidad es un caminito con varias vueltas, donde los ganadores sonríen, hablan y envían saludos. La misma área por la que quienes pierden quisieran pasar corriendo. Ecuador tuvo tres mixed zone, las dos primeras llenas de alegría, y la última que nos mandó a la casa y muy tristes. Los integrantes de la Tri han llorado en la cancha; han derramado también sus lágrimas en el camerino. La derrota ante Senegal y el fin al sueño de clasificar a los octavos de final los tiene ‘bajoneados’. Es un desfile de gente con el corazón roto. La cara de Enner Valencia, el goleador ecuatoriano, lo dice todo. Sus ojos están rojos. Sus manos secan las lágrimas y luego pide perdón a Ecuador. No hay porqué hacerlo, han dejado todo en la cancha. Pero la valentía, el coraje y la vergüenza como capitán de la Tri lo obligan a dar la cara. “Perdón por no poder pasar a la segunda fase, hicimos todo lo posible”, dijo. Luego se toma la barba y camina rápido tratando de desaparecer... pero esa callecita parece interminable.
¿PARA QUÉ VENIMOS? Uno de los que no entiende nada, y para quien hablar le resulta imposible, es Ángel Mena. No sabe para qué lo llevaron a Catar. Hasta ahora no entiende el por qué no tuvo minutos, todo lo vio desde el banco de suplentes. Su cara dice mucho. Habría sido fundamental en el equipo que logró la clasificación en las eliminatorias, pero ya en el Mundial el entrenador lo dejó sentadito, banqueado, no le paró bola ni para el cambio. Más atrás está Allan Franco, quien con cabeza gacha mira de reojo las paredes que están llenas de anuncios de los auspiciantes de la FIFA. No encuentra explicación a la eliminación. Camina, casi corre. Alexander Domínguez, quien tampoco tuvo minutos, se da cuenta que nadie habla y como uno de los más experimentados en el ‘equipo de todos’ trata de calmar a los ‘leones’ (la prensa): “La vida sigue” les dice y se va. Otro irreconocible es Djorkaeff Reasco. Había sido el más bromista con los periodistas, siempre con una sonrisa, pero esta vez pasa serio y con huellas de haber llorado. Pasa Félix Torres con los ojos hinchados. “Lo sentimos mucho, no se pudo”, dice antes de ‘quebrarse’. A estas alturas ya no tiene lágrimas, solo las ganas de salir corriendo. Carlos Gruezo camina rápido, levanta la mirada, y en voz baja comenta: “Darle las gracias a todos los que hicieron su esfuerzo por venir y a todos los ecuatorianos”. Y se va. La zona mixta parece más bien el paso hacia un funeral. Ecuador se ha ido de Catar 2022. Se fueron las camisetas amarillas, se apagó el ‘Sí se puede’, se acabó la ilusión. Mejor dicho, ya valimos... Soñamos un rato, pero el despertar ha sido doloroso. Chao árabes, ahora hay que trabajar para el 2026. (JR)