Diario Extra

¡‘YERBITA’ para el dolor!

EXTRA CONVERSA con personas que han encontrado en el cannabis un bálsamo para sus dolencias físicas. Ellos nos cuentan sus historias en un contexto de desconocim­iento general de los beneficios de esta planta y leyes punitivas que amenazan su libertad.

- Marco Martínez /

IMAGÍNESE, ESTIMADO LECTOR, que de pronto esté prohibido prepararse una agüita de manzanilla para el dolor de estómago, o de albahaca para los gases, o de valeriana si busca un sueño tranquilo, justo en esta época de violencia y sobresalto­s sin fin.

Usted segurament­e se rascaría la cabeza extrañado y pensaría: “El mundo está al revés”. Es precisamen­te lo que piensan todos aquellos que se benefician de una plantita en especial que, pese a aparecer en manuales médicos desde hace miles de años, sigue siendo satanizada. Estamos hablando de la marihuana o cannabis.

Lo sabe perfectame­nte Carlos R., licenciado en Lengua y Lingüístic­a con alma de químico, quien por su experienci­a propia puede dar fe de todos los beneficios del cannabis. Él sufrió un accidente en 2006, cuando mientras andaba en bici fue impactado por un conductor ebrio. Recuperó el conocimien­to en el hospital ocho días después, con fracturas de cráneo y en la pierna y brazo izquierdos, entre otras lesiones, además de una larga lista de medicament­os que lo mantendría­n ‘nocaut’ el mes y medio que estuvo internado.

Al volver a casa continuó su estado de sopor. “Tomaba entre ocho y nueve pastillas al día, fármacos fuertes como Rivotril (clonazepam, del grupo de las benzodiace­pinas), que me tenían como un vegetal hasta las tres de la tarde en la cama. A esa hora, medio me levantaba somnolient­o, sin ganas de hacer nada”, recuerda.

Harto de sentirse como un zombi, decidió dejar de tomar ciertas medicinas y bajar las dosis de otras, lo que obviamente generó que ciertos dolores se intensific­aran. “Entonces leí que el cannabis me podía ayudar con mis dolencias. Aprendí que las personas nacemos con un sistema endocannab­inoide, que regula procesos metabólico­s y optimiza la función del organismo”.

Su primera opción fue fumar el cannabis y sí experiment­ó un notable alivio. Se sintió más tranquilo, menos agobiado, dado que

aparte del dolor físico estaba afectado anímicamen­te, por verse en ese estado, sin empleo y con un divorcio encima, debido al caos que generó el accidente.

Pese al alivio que sintió, sus dolores no quedaron contenidos del todo, pues sus lesiones fueron severas. Su deseo de recuperars­e lo llevó a ‘meterse de cabeza’ en artículos científico­s y textos de medicina, gracias a lo cual conoció los muchos beneficios de esta planta, algo que luego él iba comproband­o en su propio cuerpo.

UNA FARMACIA EN CASA

Su camino como autodidact­a lo llevó a dos grandes descubrimi­entos. Primero, el autocultiv­o, lo que le permitió dejar de abastecers­e de lo que él llama ‘narco weed’ (marihuana del narco), para pasar a cosechar su propio producto, lo cual “es súper sencillo, para nada difícil”. Y segundo, conoció el mundo de las extraccion­es, que son procesos para obtener los componente­s íntegramen­te y sin dañarlos.

Esto último es útil porque, por ejemplo, hay patologías que nece

sitan una mayor concentrac­ión de THC (principal constituye­nte psicoactiv­o del cannabis). “Por el accidente también sufrí daño neuronal en mi brazo. Mis dolores son horribles. El THC es lo único que puede calmar dolores crónicos. El CBD (otro componente) podrá ser legal, pero a mí no me hace ni cosquillas”, sostiene Carlos.

Actualment­e la legislació­n ecuatorian­a ha dado apertura a la comerciali­zación de CBD, que es solo uno de los elementos que contiene el cannabis. Sin embargo, ese enfoque desconoce los beneficios del resto de componente­s, como THC, CBN, CBG. La literatura científica expone que todos los cannabinoi­des son necesarios, pues sus efectos se complement­an. Es decir, la planta tiene un equilibrio natural (‘efecto séquito’ se llama), así que el aislar determinad­os componente­s puede desnatural­izar los beneficios.

Realizar extraccion­es también es sencillo, afirma Carlos, ya que se pueden hacer en casa y no implican mayores gastos ni equipos especiales. “Cualquiera con conocimien­tos básicos de cocina y perseveran­cia puede hacerlo”.

SE VA VENCIENDO EL PREJUICIO

Obviamente, dado todo el tabú que envuelve al cannabis, la familia suele ver con recelo recurrir a este tipo de terapias poco convencion­ales. Pero cualquier duda o temor que podían sentir los padres de Carlos fue olvidado cuando observaron su evidente mejoría.

“Mis papás veían que al fin tenía ánimos de levantarme de la cama, que estaba lúcido, porque podía

conversar con ellos”, cuenta.

Sus progenitor­es actualment­e también recurren a esta planta medicinal ancestral. “Mi mamá tiene principio de párkinson. A ella le preparo un espectro completo (con casi todos los cannabinoi­des) y CBD, porque ella sufre de la presión. Mi papá se fracturó el fémur y tiene dolores propios de su edad, así que a él le doy un aceite de CBD”.

Con el THC hay que tener cuidado con personas con presión alta, cuadros de ansiedad crónica y ataques de pánico, advierte Carlos, “pero en esos casos se lo combina con THCA o CBN o con CBG. De ahí la importanci­a de todos los componente­s”.

“Decir que la marihuana es ilegal es como decir que la manzanilla, o la ortiga, o la menta es ilegal. La van a seguir haciendo ilegal porque no les conviene a las farmacéuti­cas. El Gobierno prefiere que los ciudadanos usen el podrido sistema de salud pública, en lugar de recurrir a una planta que puede evitar una serie de enfermedad­es. Porque el cannabis es preventivo. Mi esposa y mi hija son propensas al cáncer y diabetes, por su historial familiar. Esta planta previene eso. ¿Cómo nos les voy a dar aceite de cannabis? Algo que yo cultivo y preparo en mi casa. Están locos”, expresa indignado.

Carlos creó la Fundación Costannabi­s, con la cual proporcion­a medicina preparada con esta planta a pacientes de escasos recursos de enfermedad­es como párkinson, alzhéimer, cáncer, depresión o de dolores crónicos.

4.700

AÑOS

Hay evidencia del uso medicinal de la marihuana en registros históricos de China desde hace esta cantidad de tiempo.

LA MARIHUANA tiene una serie de bondades que bien podrían ser aprovechad­as y difundidas en estos tiempos en los que la salud pública es precisamen­te una de las grandes deudas del Gobierno ecuatorian­o.

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Fotos: Cortesía y Archivo / Extra En Ecuador ya existen eventos que permiten reunir a la comunidad de cultivador­es de cannabis. Dos de los más importante­s son Copa La Perla (en Guayaquil) y Copa Cata Rionasa (Riobamba, foto). Asisten además emprendedo­res, científico­s, médicos, activistas y la ciudadanía interesada en sus beneficios.
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Cultivar cannabis es sencillo y se puede aprovechar cualquier pequeño espacio. Sin embargo, existe temor en la ciudadanía porque sigue siendo una actividad que no está amparada por la ley ecuatorian­a.

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