Diario Extra

¡Medio siglo de PURO ZAPATEO!

Un legado que resiste el paso del tiempo, honrando la memoria de su fundador. Para subsistir en pandemia debieron vender arroz.

- Silvia Mata /

Con una trayectori­a bien bailada y bien cantada, Los Terribles Diamantes de Valencia llegaron al medio siglo de vida musical. Eso, afirma su director, Diego Armando Solís, se lo deben a la constancia y a las ganas de continuar con el legado que empezó, en 1973, su padre Francisco Solís Robles, el inolvidabl­e Viejo Pancho, en la ciudad de Valencia, provincia de Los Ríos.

Ni las tragedias ni la pandemia que los golpeó con fuerza han podido detener a la icónica orquesta de música tropical.

LA NUEVA SANGRE

Diego y su hermano Francisco Jr. se pusieron al frente de la agrupación en 2012, cuando su padre, quien era el director y mánager, falleció en un accidente de tránsito, mientras conducía su carro en la vía Quevedo-Valencia.

“Nosotros estábamos desde mucho antes en la orquesta, mi hermano Francisco ingresó a la edad de 9 años, y yo a los 8. Él tocaba el piano y yo hacía coros, con el tiempo aprendí a tocar el bajo y cantaba, fue mi papá quien nos enseñó e inculcó el amor por este arte”, comenta Diego.

Aunque reconoce que fue difícil perder al ser querido, cuenta que ellos estaban listos para tomar la batuta y así empezaron una etapa de renovacion­es, incorporan­do tecnología de vanguardia, modernizan­do el sonido y el repertorio, que además de música tropical incluye el género ecuatorian­o bailable.

“No sé si por cosas de la vida o mi papá en previsión de lo que podía suceder, nos tenía desde el 2010 más involucrad­os en la orquesta, con el asunto de contratos, publicidad y las grabacione­s. Lo duro fue continuar sin él, pero nos propusimos seguir su legado, incluso ir más allá, para que Los Diamantes se escuchen más, esa es la meta y por eso estamos trabajando”.

En 2018 la tragedia volvió a golpear a la agrupación, cuando el segundo vocalista, Richard Sánchez Gorozabel, murió mientras iba en su moto en la vía Colimes, al regresar de una presentaci­ón en Balzar. Por no impactar a una vaca que se le cruzó en el camino, se chocó contra un tráiler que venía en sentido contrario.

La pandemia fue otro duro golpe para la orquesta, Diego recuerda que sin poder trabajar, ya que viven exclusivam­ente de la música, empezaron a quedarse sin ‘billete’ y les tocó emprender en un negocio. “Aprovechan­do de las amistades incursiona­mos en la venta de arroz y con eso pudimos solventar los gastos”.

TODO EN FAMILIA

Los Diamantes están integrados por 13 músicos, la mayoría son familia, a excepción de un manabita y el trompetist­a, un peruano que reside desde hace varios años en el país.

“Además de mi hermano Francisco que es el pianista, tenemos a varios primos que tocan la trompeta, el saxofón barítono, saxofón alto, batería, el güiro, trabajamos en familia y sin problemas”, expresa.

En estos 50 años han visto cómo otras orquestas han ido quedando en el camino, Diego sostiene que ellos se mantienen gracias a la constancia y a un público fiel.

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Foto: Cortesía

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