“TODO LO QUE HABLO ES EN SERIO”
De este icónico personaje muchos desconocen que fue ladrón de libros y abridor de carros, experiencias que influyeron en su forma de ser. Es de carácter fuerte, muy seguro de sus ideas. Se podría confundir con una personalidad cortante y de ´ pocos amigos’. Sin embargo, la realidad es otra. Cuando presenta su show - en el parque El Ejido- interactúa con su público, el cual es muy variado, hay oficinistas, amas de casa, estudiantes, niños y adultos. Unos apoyan su arte con dinero, y otros con cualquier alimento; Lupe Pachacama le brindó un vaso de frutas y dos hombres, fritada y tripa mishki. La ventaja es que El Miche come de todo, a pesar de no ser bueno para la cocina. Su arte es preparar sketches cómicos representando una realidad que ha vivido. De manera jocosa, denuncia la mala atención de ciertas instituciones, la actitud de algunas personas, transforma todo esto en una comedia para divertir a su audiencia. Los personajes que representa son típicos de la cotidianidad ecuatoriana. Fuera del escenario, Carlos es alguien que se conduele con las cosas injustas que pasan en el país. Tiene claro lo que piensa de los políticos y está al tanto de lo que hacen.
Logró tener un espacio en la televisión, pero luego de tres años decidió volver a la calle, porque su imagen se debe al pueblo, dice. No le atraen las luces de los camerinos, se conforma con la sombra de un árbol.